•  Si de estas cuerdas mías, de tonos más que rudos,
    le resultasen ásperos sus rendidos saludos,
    y quieres blandos ritmos de credos idealistas,
    aguarda delicados poetas modernistas
    que alabarán en oro tus posibles desdenes,
    coronando de antorchas tus olímpicas sienes,
    devotos de la blanca lis de tu...

  •  Si de estas cuerdas mías, de tonos más que rudos,
    le resultasen ásperos sus rendidos saludos,
    y quieres blandos ritmos de credos idealistas,
    aguarda delicados poetas modernistas
    que alabarán en oro tus posibles desdenes,
    coronando de antorchas tus olímpicas sienes,
    devotos de la blanca lis de tu...

  • Vuelve a mí la odorífera corola
    y acoge la oblación de mis gorjeos,
    ¡oh tú, la rosa mística, la sola
    flor viva del jardín de mis deseos!

    Tu esencia, en que mi anhelo se sacia,
    es tu cáliz nítido, que adoro,
    gota de miel en ánfora de gracia,
    grano de mirra en incensario de oro.

    A ti van los suspiros y las quejas
    del nostálgico mal que me...

  • «Infeliz enamorado,
    de la ciudad el estruendo
    vengo solitario huyendo
    a este triste despoblado,
    donde tú solo a mi acento
    y alto gemido doliente,
    respondes con balbuciente
    lengua sonora de viento;
    repitiendo la postrera
    sílaba de cuanto digo,
    como invisible testigo,
    que remedándome fuera.
    Y como en su soledad
    ...

  • Labios tienes cual púrpura rojos,
    tez de rosa y de fresco azahar,
    y rasgados dulcísimos ojos
    del color de los cielos y el mar.
    Oro es fino la riza madeja
    que hollar puede el brevísimo pie,
    y flor tierna tu talle semeja
    que temblar al favonio se ve.
    La hija bella del Cisne y de Leda,
    te pudiera envidiar cuerpo tal;
    pero en él más bella...

  • Dulcísima virgen, eres
    bella entre cuantas mujeres
    de rara belleza vi;
    ni en el bajo suelo hay cosas
    dignas, por puras y hermosas,
    de que las compare a ti.
    Jamás estrellas rivales
    de tus ojos celestiales
    en la tierra contemplé,
    ni les hallo semejantes
    entre los ojos distantes
    con que la Noche nos ve.
    Más blanca eres que la...

  • ¡Cuán vivamente anhelo
    contigo hallarme a solas, sin testigo!
    Mas apenas ¡ay cielo!
    un instante consigo
    quedarme solo faz a faz contigo;
    Súbitamente olvido
    ¡cuanto decirte mi pasión quería;
    en lánguido gemido
    fenece la voz mía;
    y tú me ves indiferente y fría!
    Empaña negra nube
    mis ojos, con tu luz deslumbradora;
    ora a mi...

  • I

    Contemplando callaba embelesado,
    feliz visitador, a dos doncellas,
    tan puras y graciosas como bellas,
    y bellas ambas en el mismo grado:
    mas, apenas llegaste, y el estrado
    alto asiento te diera en medio de ellas,
    como ante el sol se apagan las estrellas,
    así se oscurecieron a tu lado.
    que, como el mismo sol humanas teas,
    así...

  • Colúmpiase en el valle una azucena
    tan pura y tan galana
    como de abril la cándida mañana.
    El zumbador que la enamora tierno
    de su pudor y su beldad celoso,
    no se atreve a libar en su corola
    el néctar delicioso;
    del sustento es priva
    porque lozana y candorosa viva,
    y muriera contento
    gozando los perfumes de su aliento:
    ...

  • ¿No ves cuán pronto por la azul esfera
    el vuelo de las horas se desliza?,
    ¿no ves, amable Eliza,
    marchitarse al nacer las tiernas flores
    de la fugaz y alegre primavera?
    Pues ¡ay!, con más presteza
    nacen, desaparecen los amores,
    las gracias de la edad y la belleza.
    Feliz en todas partes
    quien con el grato estudio de las artes
    mezclando...