• La puerta
    abierta hacia la noche,
    y el pájaro sonámbulo en los bosques
    bebe
    estas auroras rojas.

    Los dioses blancos de tu boca
    ahogándose en el vaso.

    Aquel mar es tan profundo
    que temblaban los barcos.

    Sigamos.

    Mis ojos entre el humo.
    Y a la orilla del mundo,
    tu mano
    tendida a los naufragios.

    Ahora nadie...

  • Jué árbol! Y grande...
    Áhura es una piedra.
    De haberse partido y hallarlo en pedazos,
    Le paso po'encima, sin verlo siquiera...

    A lo más, si acaso trompiezo con uno,
    Miro y le doy güeltas,
    Sigo, convencido de que juesen toscas
    Que parecen leña.

    Esos que anduvieron ahondando el arroyo,
    Lo han tirao a tierra.
    Tarde, lo sacaron; de...

  • Tú —cuyo amor ha sido como un lecho de plumas
    para mi corazón, en las difuntas horas
    o como un sol de invierno que ha dorado mis brumas—
    ángel anunciador de las nuevas auroras,

    mientras la lluvia pone su vaho en las vidrieras,
    hablemos en voz baja de los muertos queridos,
    y se abrirán las rosas de las falsas primaveras
    a la débil penumbra de los...

  •     Marcha la luna trágica entre nubes de gasa...
    sin que nadie las toque se han cerrado las puertas...
    El miedo, como un lobo, pasea por la casa...
    se pronuncian los nombres de personas ya muertas...

        El abuelo las lámparas, por vez octava, prende...
    se iluminan, de súbito, semblantes aturdidos...
    Es la hora en que atraviesa las alcobas el duende
    ...

  • Julio de 1920
    (Fuente Vaqueros, Granada)

    Viento del Sur,
    Moreno, ardiente,
    Llegas sobre mi carne,
    Trayéndome semilla
    De brillantes
    Miradas, empapado
    De azahares.

    Pones roja la luna
    Y sollozantes
    De álamos cautivos, pero vienes
    ¡Demasiado tarde!...

  • Verano, ya me voy. Y me dan pena
    las manitas sumisas de tus tardes.
    Llegas devotamente; llegas viejo;
    y ya no encontrarás en mi alma a nadie.

    Verano! y pasarás por mis balcones
    con gran rosario de amatistas y oros,
    como un obispo triste que llegara
    de lejos a buscar y bendecir
    los rotos aros de unos muertos novios.

    Verano, ya me voy....

  • Buenos Aires. Calle Santa Fe en el 900. Diciembre. La casa abierta, respirando noche, todo apagado dentro.

    Cielo, implacablemente estrellado, cuyo azul de zafiro australiano se aleja, por obra del aturdimiento luminoso que mandan a los ojos los focos eléctricos.

    De tiempo en tiempo, coches pasan, en rectilíneos destinos.

    En la acera de enfrente, una madre aparea la...

  • Rugió el lascivo mar a la manera
    de un sátiro de barbas temblorosas,
    al poner tu presencia en la ribera
    su gracia peculiar sobre las cosas.

    Joyas raras y sedas olorosas
    prestigiaban tu dulce primavera
    y al deshojarse tus palabras era
    cual si estuvieran deshojando rosas.

    Hubo un silencio de éxtasis en todo...
    el mar violento suspiró a su...

  • En los quietos charcos he encontrado cielo,
    la florida rama se inclina hasta el suelo.
    Ha poca llovía. Siento un gran frescor,
    como si estuviera dentro de una flor...

    De los yerbazales, entre la espesura,
    el trémulo vidrio del agua se esconde.
    Llora un ternerito: la vaca responde
    con una ternura...

    Va volando un trino dentro del barranco....

  • Asimilar horizontes. ¿Qué importa si el mundo es plano o redondo?

    Imaginarse como disgregado en la atmósfera, que lo abraza todo. Crear visiones de lugares venideros y saber que siempre serán lejanos, inalcanzables como todo ideal.

    Huir lo viejo.

    Mirar el filo, que corta una agua espumosa y pesada.

    Arrancarse de lo conocido.

    Beber lo que viene.

    Tener...