• Con larga mano te otorgó, señora,
    Virtud, gracia y nobleza el alto cielo;
    Es tu casta hermosura rico velo,
    Digno del alma regia que atesora.

    Tú del místico fuego guardadora,
    Del desvalido perenal consuelo,
    Pasas haciendo bien por este suelo:
    La santa caridad tu techo mora.

    Prez y decoro de tu estirpe clara,
    Luz de tu...

  • Espléndida rosa de mágico prado
    que entreabre sus hojas al sol del amor,
    eso eres, Anita. Yo soy, a tu lado,
    la espina en la rosa, la nube en el sol.

    Dejé mis riberas, mi nido de palma,
    colgado de un árbol dejé mi rabel;
    tendí en el espacio las alas de mi alma
    y llego y murmuro mi nombre a tus pies.

    Es flor de los cielos la pálida estrella,...

  • Díceme un dios que dentro el pecho siento,
    que al nacer se me dio fuego divino,
    sólo porque cantara ¡oh Grimanesa!,
    las gracias, la virtud y la belleza.
    Yo cumplí, no sin gloria, mi destino,
    cuando mi corazón y el alma mía
    en vivo amor y juventud ardía.

    Y en premio de haber sido
    siempre fiel al dulce ministerio,
    el Dios, a cuyo imperio...

  • ¡Tus trovas dejan profundos rastros...
    Son arroyuelos y ruiseñores:
    aves que trinan entre los astros
    y ondas que cantan entre las flores!

    ¡Nada conozco que inspire tanto
    como tus versos blondos y suaves,
    en que producen divino encanto
    flores y astros, ondas y aves!

    Pero la perla yace en las simas
    y la violeta bajo las frondas...
    ¡...

  • El cisne que navega
    por el dormido lago;
    el ruiseñor que entona
    de noche su cantar;
    la tórtola que gime
    cruzando el aire vago;
    la estrella que aparece,
    la brisa al susurrar,
    no tienen el aroma,
    la luz, la poesía,
    la gracia, la frescura,
    la dulce languidez
    que el cielo ha derramado
    simpática María,
    sobre tus...

  • ¡Si yo tuviera aliento como el águila
    que se remonta a la región azul,
    me elevaría a la mansión espléndida
    donde se sienta el Padre de la luz!

    Y postrado a sus pies como los ángeles
    que bendicen su altísima bondad,
    le pidiera la música del céfiro
    y el murmullo pacífico del mar;

    le pidiera la voz dulce y monótona
    del viento en la desierta...

  • Te vi una vez de niña;
    me pareciste flor de primavera
    o capullo de rosa que exhalase
    su virginal esencia.

    Ahora dicen todos
    que eres mujer bella...
    ¡Quiera Dios que en el lecho de las vírgenes
    por largo tiempo en largo sueño duermas!

    ¡Que es el sueño más dulce
    que duermen las hermosas en la Tierra!

  • En un álbum

    Tú vas hacia una orilla
    de donde triste vengo,
    lo que tú buscas ahora
    es ¡ay! lo que yo dejo!

    Tú vas a ver un alba
    que baña de oro el cielo,
    y yo a ver un sol mustio
    que ya se está poniendo.

    Tú vas a sembrar flores
    en fértiles...

  • -Los dioses se van, ha dicho
    un eminente filósofo;
    -El cielo es un cementerio
    azulado -grita otro.
    -El Cristo ya se desploma
    -escribe un genio coloso,
    y la multitud exclama:
    -Los templos están ruinosos.

    Yo sé que las religiones
    ruedan tristes en el polvo,
    y sé que ante la razón
    todos se postran de hinojos;...

  • Dicen que el nauta que frecuenta el hielo
    del yermo boreal, venciendo el frío,
    recibe a veces de ignorado cielo
    una olorosa ráfaga de estío.

    ¡Qué beso el de tal hálito de paso!
    ¡Qué fruición! ¡Qué delicia! ¡Qué embeleso!
    ¡Sólo un beso de amor produce acaso
    mayor placer que semejante beso!

    Pues bien, yo experimento a tus miradas
    lo que en...