Señora: llego a Ti
Desde las tenebrosas anarquías
Del pensamiento y la conducta, para
Aspirar los naranjos
De elección, que florecen
En tu atrio, con una
Nieve nupcial... Y entro
A tu Santuario, como un herido
A las hondas quietudes hospicianas...
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Me enluto por ti, Mireya, Mas entrañables provincianas mías: Antes de sucumbir al bandolero |
¡Oh vírgenes rebeldes y sumisas: ¡Oh botones baldíos en el huerto |
Te haré una rima de encaje con sutil hilo de luna, |
In memoriam |
¡Oh, cómo te miraban las tinieblas, |
Te veo un ángel, Y más lejos te veo, |
Como el mundo ignora que tú vives, –Era tan buena!– dices, cantas. |
A J. DE J. Núñez y Domínguez
A mi paso y al azar te desprendiste (Blonda Sara, uva en sazón: mi apego franco |
No llames una noche de llantos a tu vida, Mercader de sollozos, profesional del llanto, |