Ausente! La mañana en que me vaya
más lejos de lo lejos, al Misterio,
como siguiendo inevitable raya,
tus pies resbalarán al cementerio.

Ausente! La mañana en que a la playa
del mar de sombra y del callado imperio,
como un pájaro lúgubre me vaya,
será...

Melancolía, saca tu dulce pico ya;
no cebes tus ayunos en mis trigos de luz.
Melancolía, basta! Cuál beben tus puñales
la sangre que extrajera mi sanguijuela azul!

No acabes el maná de mujer que ha bajado;
yo quiero que de él nazca mañana alguna cruz,
mañana...

(Ofrenda) (Octubre 15/ 1920)

¿Recuerda amada mía?
Era al caer de la tarde...
y al oído te decía
mientras la tarde moría:

Mi corazón de amor arde;

Y en tu faz vi retratada
duda... Asombro... Alegrías...
y una fugitiva mirada,...

Y fue en Versailles, en la dorada fiesta
—¡oh eglógica pastora deliciosa!—
que te ofrendé mi amor en una rosa,
al arrullo sonoro de la orquesta.

El alma al sueño de la dicha, presta,
abrevió su existencia dolorosa
al pronunciar tus labios la amorosa
...

Dulce hogar sin estilo, fabricado
de un solo golpe y de una sola pieza
de cera tornasol. Y en el hogar
ella daña y arregla; a veces dice:
“El hospicio es bonito; aquí no más!”
¡Y otras veces se pone a llorar!

 Dijo anoche, su canto de muerte
la canción de la tos en tu pecho,
y, al mojarse en las notas rojizas,
mostró flores de sangre el pañuelo.
 — ¡Pobrecitas las carnes...

¡Oh! tarde dolorosa que con tu cielo de oro
finges las alegrías de un declinar de estío.
¡Tarde! Las hojas secas en su doliente coro
van llenando mi alma de un angustioso frío.

La risa de la fuente me parece ser lloro;
el aire perfumado tiene aliento de lirios;...

Poet: Arturo Borja

Para Jose Garrido

Ya en la otoñal y hermosa alameda
vuelan los últimos cálices de oro
y en tus nerviosas pestañas de seda
queda temblando una lágrima de oro.

El surtidor su romanza masculla,
siempre más triste en la noche cercana,
—Dime, Princesa, la historia que arrulla...

Venía hacia mí por la sonrisa
Por el camino de su gracia
Y cambiaba las horas del día
El cielo de la noche se convertía en el cielo del amanecer
El mar era un árbol frondoso lleno de pájaros
Las flores daban campanadas de alegría
Y mi corazón se ponía a...