•  Accede, te lo ruego así. Dejemos
    — mientras se enfría el té que has preparado
    de leer el capítulo empezado:
    amada, cierra el libro y escuchemos...

     Y calla, por favor... Guarda tus finas
    burlas: ten la vergüenza, no imposible,
    de que tu dulce voz...

  •  Ya tienes arrugas. ¡Qué vergüenza!... Bueno
    serás abuelita sin ser madrecita.
    Ayer, recordando tu pesar sereno,
    me dio mucha pena tu cara marchita.

     ... ¿Ni siquiera una novela empezada?
    Quizás el idilio que duró un verano,
    hasta que una noche por...

  •  Como otras veces cuando la angustia
    le finge graves cosas hurañas,
    la infeliz dijo, después que el rojo
    vómito tibio mojó la almohada,
    las mismas quejas de febriciente,
    las mismas quejas entrecortadas
    por el delirio, las que ella arroja
    como un detritus de la garganta.
    ...

  •  Con la vista clavada sobre la copa
    se halla abstraído el padre desde hace rato:
    pocos momentos hace rechazó el plato
    del cual apenas quiso probar la sopa.

     De tiempo en tiempo, casi furtivamente,
    llega en silencio alguna que otra mirada
    hasta la...

  •  Sobre la acera, que el sol escalda,
    doblado el cuerpo — la cruz obliga —
    lomo imposible, que es una espalda
    desprecio y sobra de la fatiga,
    pasa la vieja, la inconsolable,
    la que es, apenas, un desperdicio
    del infortunio, la lamentable
    carne cansada de sacrificio.
    ...

  •  Entra sin miedo, hermana: no te diremos nada.
    ¡Qué cambiado está todo, qué cambiado! ¿no es cierto?
    ¡Si supieras la vida que llevamos pasada!
    Mamá ha caído enferma y el pobre viejo ha muerto...

     Los menores te extrañan todavía, y los otros
    verán en ti la...

  •  A todas las evoco. Pensativas,
    cual si tuvieran alma, yo las veo
    pasar, como teorías que viniesen
    en las estancias líricas de un verso.

     Las buenas, las cordiales, generosas
    madrecitas de olvidos en los duelos,
    las buenas, las cordiales, que ya nunca...

  •  Ya puestos en camino,
    la fuerza propulsora de la marcha
    nos impele a seguir, con la serena
    actitud, sin desmayos, de la causa
    sustentora de un ideal glorioso,
    que luce sus ensueños de esperanza
    como flámulas rojas que flotasen
    en girones de carnes torturadas.
    Nos impele a seguir. Siempre la...

  •  — Ya es hora, prima: las nueve.
    Empieza, pues, la lectura.
    Ruge el viento afuera: llueve,
    y el viejo caño murmura
    un son constipado... un son...
    Empieza ya, que la abuela
    te ha prometido atención.
    Abre la dulce novela
    donde tanta bella historia
    nos cuenta el novelador,
    que cuando...

  •  ¡Bendito sea! Tan luego ahora
    mostrarse adusta. ¡Quien lo diría:
    ella que siempre conversadora
    llenaba el patio con su alegría!
    Es increíble lo que les cuesta
    hacer que escuche si le hablan de esto;
    ruegan, la apuran, y no contesta
    ni una palabra: ¡les pone un gesto!
    Y en cuanto insiste se...