¡Ah, me parece mentira
que haya mi boca libado
en esa flor de granado,
en esa flor… que suspira!

No es cierto, mi alma delira,
pues si la hubiese besado,
se habría esa flor secado
de mis labios en la pira!

Pero, es verdad, niña amada,
que...

En el nuevo jardín de mis amores
y entre sus laberintos más espesos,
enojos dando a pudibundas flores,
con vivos y purpúreos resplandores,
se abrió el rojo capullo de los besos.

Y aquellas flores castas: las ternuras,
las confidencias, al...

Oye: bajo las ruinas de mis pasiones,
y en el fondo de esta alma que ya no alegras,
entre polvos de ensueños y de ilusiones
yacen entumecidas mis flores negras.

Ellas son el recuerdo de aquellas horas
en que presa en mis brazos te adormecías,
mientras yo...

Fuë en tiempo de borrascas, en una selva oscura
bajo una vieja acacia, somnífera y hojosa;
tus grandes ojos verdes sufrían la tortura
quemante de los besos de mi boca golosa:
Tus ojos, impregnados de miedo y de ternura,
tus ojos, esmeraldas que me robó la fosa!...

¡Vibras, rayo! La muerte va contigo:
tronchas el árbol y huye tu reflejo;
las aves lloran al frondoso amigo;
¿cómo no han de llorar al árbol viejo
que les dio sombra y bienestar y abrigo?

Salta el rayo en la nube! Alfanje de oro,
raja el ámbito negro y...

Hermosa y sana, en el pasado estío,
murmuraba en mi oído, sin espanto:
"Yo quisiera morirme, amado mío;
más que el mundo me gusta el camposanto".

Y de fiebre voraz bajo el imperio,
moribunda ayer tarde, me decía:
"No me dejes llevar al cementerio...
Yo...

Huyeron las golondrinas
de tus alegres balcones;
ya en la selva no hay canciones
sino lluvias y neblinas.

Me dan pesar sus espinas
sólo porque a otras regiones
huyeron las golondrinas
de tus alegres balcones.

Insondables aflicciones
se...

Ruge el mar, se encrespa y se agiganta;
la luna, ave de luz, prepara el vuelo
y en el momento en que la faz levanta,
da un beso al mar, y se remonta al cielo.

Y aquel monstruo indomable, que respira
tempestades, y sube y baja y crece,
al sentir aquel ósculo...

Cuentan que un rey soberbio y corrompido
cerca del mar, con su conciencia a solas,
sobre la playa se quedó dormido;
y agregan que aquel mar lanzó un rugido
y sepultó al infame entre sus olas!

Hoy, bien hacéis ¡oh déspotas del mundo!
en estar con los ojos...

Entre las hojas de laurel marchitas
de la corona vieja
que en lo alto de mi lecho suspendida
un triunfo no alcanzado me recuerda,

una araña ha formado
su lóbrega vivienda
con hilos tembladores
más blandos que la seda,
donde aguarda las moscas...