¡Ah, me parece mentira
que haya mi boca libado
en esa flor de granado,
en esa flor… que suspira!
No es cierto, mi alma delira,
pues si la hubiese besado,
se habría esa flor secado
de mis labios en la pira!
Pero, es verdad, niña amada,
que mi boca hizo su nido
en esa flor escarchada.
Mi labio, está dolorido…
tiene una herida… adorada!
Mira: esa flor… me ha mordido!