•  Accede, te lo ruego así. Dejemos
    — mientras se enfría el té que has preparado
    de leer el capítulo empezado:
    amada, cierra el libro y escuchemos...

     Y calla, por favor... Guarda tus finas
    burlas: ten la vergüenza, no imposible,
    de que tu dulce voz...

  • A Ernesto Noboa

    ¿Qué habrá sido de aquella morenita,
    trigo tostado al sol –que una mañana–
    me sorprendió mirando a su ventana?
    Tal vez murió, pero en mí resucita.

    Tiene en mi alma un recuerdo de hermana
    muerta. Su luz es de paz infinita.
    Yo la llamo tenaz en mi maldita
    cárcel de eterna desventura arcana.

    Y es su reflejo indeciso...