• Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
    Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
    la resaca de todo lo sufrido
    se empozara en el alma... ¡Yo no sé!.

    Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
    en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
    Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
    o los heraldos negros que nos manda la muerte...

  • Los mendigos pelean por España,
    mendigando en París, en Roma, en Praga
    y refrendando así, con mano gótica, rogante,
    los pies de los Apóstoles, en Londres, en New York, en Méjico.
    Los pordioseros luchan suplicando infernalmente
    a Dios Por Santander,
    la lid en que ya nadie es derrotado.
    Al sufrimiento antiguo
    danse, encarnízanse en llorar plomo...

  • Y, desgraciadamente,
    el dolor crece en el mundo a cada rato,
    crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
    y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
    y la condición del martirio, carnívora voraz,
    es el dolor dos veces
    y la función de la yerba purísima, el dolor
    dos veces
    y el bien de sér, dolernos doblemente.

    Jamás, hombres...

  • Mi padre duerme. Su semblante augusto
    figura un apacible corazón;
    está ahora tan dulce...
    si hay algo en él de amargo, seré yo.

    Hay soledad en el hogar; se reza
    y no hay noticias de los hijos hoy.
    Mi padre se despierta, ausculta
    la huída a Egipto, el estañante adiós.
    Está ahora tan cerca;
    si hay algo de él de lejos, seré yo.

    ...
  • Al fin de la batalla,
    y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
    y le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!"
    Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

    Se le acercaron dos repitiéronle:
    "¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
    Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

    Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
    clamando "¡Tanto amor y no...

  • Vierte el humo doméstico en la aurora
    su sabor a rastrojo;
    y canta, haciendo leña, la pastora
    un salvaje aleluya!
    Sepia y rojo.

    Humo de la cocina, aperitivo
    de gesta en este bravo amanecer.
    El último lucero fugitivo
    lo bebe, y, ebrio ya de su dulzor,
    ¡oh celeste zagal trasnochador!
    se duerme entre un jirón de rosicler.

    Hay...

  • He soñado una fuga. Y he soñado
    tus encajes dispersos en la alcoba.
    A lo largo de un muelle, alguna madre;
    y sus quince años dando el seno a una hora.

    He soñado una fuga. Un “para siempre”
    suspirado en la escala de una proa;
    he soñado una madre;
    unas frescas matitas de verdura,
    y el ajuar constelado de una aurora.

    A lo largo de un muelle...

  • Miré el cadáver, su raudo orden visible
    y el desorden lentísimo de su alma;
    le vi sobrevivir; hubo en su boca
    la edad entrecortada de dos bocas.
    Le gritaron su número: pedazos.
    Le gritaron su amor: ¡más le valiera!
    Le gritaron su bala: ¡también muerta!"

    Y su orden digestivo sosteníase
    y el desorden de su alma, atrás, en balde.
    Le dejaron y...

  • Dulce hebrea, desclava mi tránsito de arcilla;
    desclava mi tensión nerviosa y mi dolor....
    Desclava, amada eterna, mi largo afán y los
    dos clavos de mis alas y el clavo de mi amor!

    Regreso del desierto donde he caído mucho;
    retira la cicuta y obséquiame tus vinos:
    espanta con un llanto de amor a mis sicarios,
    cuyos gestos son férreas cegueras de...

  • Al callar la orquesta, pasean veladas
    sombras femeninas bajo los ramajes,
    por cuya hojarasca se filtran heladas
    quimeras de luna, pálidos celajes.

    Hay labios que lloran arias olvidadas,
    grandes lirios fingen los ebúrneos trajes.
    Charlas y sonrisas en locas bandadas
    perfuman de seda los rudos boscajes.

    Espero que ría la luz de tu vuelta;
    y...