• Sobre la tierra seca
    EI sol quemando cae:
    Zumban los moscardones
    Y las grietas se abren...
    El viento no se mueve.
    Desde la tierra sale
    Un vaho como de horno;
    Se abochorna la tarde
    Y resopla cocida
    Bajo el plomo del aire...
    Ahogo, pesadez,
    Cielo blanco; ni un ave.

    Se oye un pequeño ruido:
    Entre las pajas mueve
    ...

  • Es un camino. Debe ser en Grecia vieja.

    Para un lado, va el valle enriqueciendo su flora, para el otro, la tierra, árida, se enferma. Son el lado del campo; el lado del pueblo.

    Algo: dos sombras, dos almas, corren en dirección opuesta.

    Con pequeño esfuerzo vese mejor.

    El que viene del campo, es un viejo; va despacio y parece llevar una carga. El que sale al campo...

  • A la Sra. María A. S. de Fontán

    Siete vidas tengo, tengo siete vidas.
    Siete vidas de oro; bellas y floridas.
    Cabeza cortada, cabeza repuesta:
    Mi espíritu-árbol retoña en la siesta.

    Dragón purpurado de garras floridas,
    siete vidas tengo, tengo siete vidas.
    Gigantes y enanos: cortad mis cabezas,
    crecerán porfiadas como las malezas.

    ...
  • El día se ha muerto.

    Cerca, todo lo que cae bajo la luz borrosa de los faroles. Por trechos, agujeros de obscuridad, pedazos de desconocido, donde la imaginación puede crearlo todo.

    A lo lejos, la masa densa de la montaña, sobre el cielo huyente, crea el horizonte. En sentido opuesto, donde la vista no alcanza, tierra y agua copulan idéntico beso.

    Solo, muy solo,...

  • Dime —¿qué filtro da tu boca
    en su divino beso cruento,
    que hace vibrar mi carne loca
    como a la débil hoja el viento?

    ¿Con qué fórmula cabalística
    mis penas rindes dulcemente,
    cual la celeste Rosa Mística
    hace inclinar a la serpiente?

    Di —¿dónde ocultas el secreto
    de esta maga fascinación?
    ¿Algún venusino amuleto
    me ha ligado...

  • Hoy subo veinte cometas.
    ¡Sobre los muros
    veinte cometas!

    ............................

    Debajo de un muro triste
    estaba mi corazón.
    Como un avaro oculto contando su dinero,
    estaba mi corazón.
    ¿Como un avaro o como un prisionero?
    Ah...

    ¡Júbilo marinero!
    no más muro carcelero
    ni corazón prisionero.
    Ya sobre los...

  •  ¡Ah, por fin sola! Te dejaron
    las buenas amigas, las locas
    de siempre.
     ¡Qué alegres se fueron,
    qué risas las suyas!
     — ¡La zonza! —
    te dijeron al irse. ¡Es claro,
    parecías tan triste!...

  • Resbalando
    Como canasta de amarguras
    Con mucho silencio y mucha luz
    Dormido de hielos
    Te vas y vuelves a ti mismo
    Te ríes de tu propio sueño
    Pero suspiras poemas temblorosos
    Y te convences de alguna esperanza

    La ausencia el hambre de callar
    De no emitir más tantas hipótesis
    De cerrar las heridas habladoras
    Te da una ansia...

  • Un día tuve el mar
    sobre mi corazón.
    Como una lengua fría,
    el mar
    sobre mi corazón.
    Y estaba lejos de ti, madre mía.
    Y tú lejos de mí,
    navegando en un viento sin banderas.
    No había raíces que esperan
    debajo de la tierra.
    Ni árboles había sobre la tierra.
    Y el mar lamía mi corazón,
    como una lengua fría.

    ¡Ah! Sólo mis...

  •  Está el llano perdido en su grandura.
     La tarde, sollozando púrpuras, aquieta
     las coloreadas vetas,
     que depura.
      
     De la cañada el junquillal sonoro,
     en rojo y oro,
     detiene girones de color,
     que haraganean, lentos,
     sus últimos momentos.
      
     No hay ni hombres, ni poblado.


    «Polvaredas», 1914.