• Una música íntima no cesa,
    porque transida en un abrazo de oro
    la Caridad con el Amor se besa.

    ¿Oyes el diapasón del corazón?
    Oye en su nota múltiple el estrépito
    de los que fueron y de los que son.

    Mis hermanos de todas las centurias
    reconocen en mí su pausa igual,
    sus mismas quejas y sus propias furias.

    Soy la fronda parlante en que se...

  • En el mar halla el agua su paraíso ansiado
    y el sudor su horizonte, su fragor, su plumaje.
    El sudor es un árbol desbordante y salado,
    un voraz oleaje.

    Llega desde la edad del mundo más remota
    a ofrecer a la tierra su copa sacudida,
    a sustentar la sed y la sal gota a gota,
    a iluminar la vida.

    Hijo del movimiento, primo del sol, hermano
    de...

  • Yo vi dos soles rojos dominando el espacio
    Perlaban en sus rayos las luces de topacio
    y tendí mis dos manos hambrientas de infinito
    para estrujar en ellas un inefable mito.

    Las dos pupilas rojas como rosas del cielo
    cegaron mis pupilas, soberbias en su anhelo
    de mirar cara a cara los toques de diamantes.

    Después, como un crujido de nudos que se...

  • Soñé que comulgaba, que brumas espectrales
    envolvían mi pueblo, y que Nuestra Señora
    me miraba llorar y anegar su Santuario.

    Tanto lloré, que al fin mi llanto rodó afuera
    e hizo crecer las calles como en un temporal;
    y los niños echaban sus barcos papeleros,
    y mis paisanas, con la falda hasta el huesito,
    según se dice en la moda de la provincia,...

  • Soñé que la ciudad estaba dentro
    del más bien muerto de los mares muertos.
    Era una madrugada del invierno
    y lloviznaban gotas de silencio.

    No más señal viviente, que los ecos
    de una llamada a misa, en el misterio
    de una capilla oceánica, a lo lejos.

    De súbito me sales al encuentro
    para volar a ti, le dio su vuelo
    el Espíritu Santo a mi...

  •  En medio del gentío ya no hay quien pueda
    pasar, pues andan sueltos los pisotones
    que han promovido algunas serias cuestiones
    entre los ocupantes de la vereda.

     En la puerta, un travieso chico remeda
    la jerga de un vecino que a manotones
    logró llegar...

  • Vibre, mi musa, el surtidor de oro,
    la taza rosa de tu boca en besos;
    de las espumas armoniosoas surja
    vivo, supremo, misterioso, eterno,
    el amante ideal, el esculpido
    en prodigios de almas y de cuerpos;
    debe ser vivo a fuerza de soñado,
    que sangre y alma se me va en los sueños;
    ha de nacer a deslumbrar la Vida,
    ¡y ha de ser ser un dios...

  •    I
    Oh Deidad impasible por quien blasfemo y oro:
    tu alma es como un palacio de mármol, bello y frío,
    con plafones de cedros y altivas puertas de oro,
    solemne y armonioso, como un templo vacío.

    En diáfanos ponientes hay la gracia de un vuelo,
    de leves sedas blancas, de cisnes y palomas;
    y, entre las columnatas, elevan hasta el cielo
    sus...

  • Con nuestras propias manos temblorosas
    tejemos nuestro bien y nuestro mal;
    ¡y deshojamos nuestras propias rosas
    como en un juego trágico y banal...!

    Y depués, al mirar el alma pobre,
    es la angustia y desesperación
    de ver trocado en monedas de cobre
    todo el oro de nuestro corazón...

  • Con nuestras propias manos temblorosas
    tejemos nuestro bien y nuestro mal;
    ¡y deshojamos nuestras propias rosas
    como en un juego trágico y banal...!

    Y depués, al mirar el alma pobre,
    es la angustia y desesperación
    de ver trocado en monedas de cobre
    todo el oro de nuestro corazón...