Estos poemas inseguros como mi
primer hablar dedico a mi madre
abra el libro como quien pela una fruta
a l...
Estos poemas inseguros como mi
primer hablar dedico a mi madre
abra el libro como quien pela una fruta
a l...
Con el frú-frú sedoso de femenil enagua
deshilaba en la costa sus encajes el agua...
¡Oh, la isla melodiosa!
surgía de las ondas como una enorme rosa
primaveral, o el cuerpo de la niña;
era la voluptuosa
isla donde vendimia Amor su roja viña...
¡Oh, ingenuas albas! ¡Oh, inocencias! Era
en la frescura de la Primavera
blanca de lirios...
COBARDÍA
Sobre la arena mórbida que inquieto el mar azota
sombreando la cabaña, vigila una palmera.
La «paraca» despeina su verde cabellera
y junto al pescador gira la alba gaviota.
La tortuga longeva pensando en la remota
malhadada aventura que la hizo prisionera...
COBARDÍA
Abre el pozo su boca, como vieja pupila
sin lágrimas. El ñorbo se envejeció trepando.
El horno que en la pascua cociera el bollo blando,
como una gran tortuga, silenciosa, vigila.
La araña en los rincones, nerviosa y pulcra, hila
la artera geometría de su...
22/9/1946
En el álbum de Francisco Gonzáles.
El amor es demiurgo, y el arte es amor puro
que vibra intensamente al crear la belleza;
temblor hecho de ansias, de alegría y tristeza...
Dulce estremecimiento, del fervor, al conjuro.
Y al hojear este álbum, visiones augúrales
interpreto en sus páginas; una fe encendida,
un anhelo infinito de...
¡Oh qué gratas las horas de los tiempos lejanos
en que quiso la infancia regalarnos un cuento!
Dormida por centurias en un bosque opulento,
despertaste a la blanda caricia de mis manos.
Y después, sin que fueran los barbudos enanos
o las almas en pena a turbar el contento
del señorial palacio, en dulce arrobamiento
unimos nuestras vidas como buenos...
Sí, vecina: te puedes dar la mano,
esa mano que un día fuera hermosa,
con aquella otra eterna silenciosa
«que se cansara de aguardar en vano.
Tú también, como ella, acaso fuiste
la bondadosa amante, la primera,
de un estudiante pobre, aquel que era...
¡Oh bienaventuranza fértil de los que saben
ir gimiendo y llorando despreciativamente,
como en la Salve, que es un óleo y una fuente!
Yo también supe antaño de la bondad del cielo
que en mis acerbos pésames llovía,
y compuse mi Salve, con la fe de un cruzado
bajo los muros de Antioquía.
Mas hoy es un vinagre
mi alma, y mi ecuménico dolor un...
A veces, miro un poco entristecido
la fiel evocación de ese retrato
donde estás viva, aunque mucho rato,
digo bien, mucho rato ha que te has ido.
¡Y apenas la impresión que nada deja!
Tal vez he preferido más perderte
que haber seguido amándote,...
Muchachita que eras
brevedad, redondez y color,
como las esferas
que en las rinconeras
de una sala ortodoxa mitigan su esplendor...
Muchachita hemisférica y algo triste
que tus lágrimas púberes me diste,
que en el mes del Rosario
a mis ojos fingías
amapola diciendo avemarías
y que dejabas en mi idilio proletario
y en mi corbata...