• Soñé que la ciudad estaba dentro
    del más bien muerto de los mares muertos.
    Era una madrugada del invierno
    y lloviznaban gotas de silencio.

    No más señal viviente, que los ecos
    de una llamada a misa, en el misterio
    de una capilla oceánica, a lo lejos.

    De súbito me sales al encuentro
    para volar a ti, le dio su vuelo
    el Espíritu Santo a mi...

  • Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
    Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
    la resaca de todo lo sufrido
    se empozara en el alma... ¡Yo no sé!.

    Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
    en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
    Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
    o los heraldos negros que nos manda la muerte...

  • ¡Ah mundo! La Negra Juana,
    ¡la mano que le pasó!
    Se le murió su negrito,
    sí señor.

    —Ay, compadrito del alma,
    ¡tan sano que estaba el negro!
    Yo no le acataba el pliegue,
    yo no le acataba el hueso;
    como yo me enflaquecía,
    lo medía con mi cuerpo,
    se me iba poniendo flaco
    como yo me iba poniendo.

    Se me murió mi negrito;...