• ¡Ah! nunca vienen las desdichas solas:
    siempre la pena sucedió a la pena,
    como del mar las incesantes olas,
    cual los anillos de una gran cadena.
    Flecha tras flecha la Desgracia vibra,
    lazo ninguno su furor respeta,
    y en el sensible corazón no hay fibra
    donde no clave su mortal saeta.
    Y si con pecho de sufrir rendido,
    grita tal vez la...

  • ¿Cómo decía usted, amigo mío?
    ¿Que el amor es un río? No es extraño.
    Es ciertamente un río
    que uniéndose al confluente del desvío,
    va a perderse en el mar del desengaño.

  • En un álbum

    Desde que yo salí de Cuba
    dejé de ser trovador,
    cerré mis libros de estudio,
    sentí enmudecer mi voz
    y reventarse las cuerdas
    del arpa y del corazón.
    Pero al hallarme contigo
    en mi senda de dolor,
    vienen al labio los versos
    en...

  • —Ella lo idolatró y Él la adoraba...
    —¿Se casaron al fin?
    —No, señor, Ella se casó con otro
    —¿Y murió de sufrir?
    —No, señor, de un aborto.
    —¿Y Él, el pobre, puso a su vida fin?
    —No, señor, se casó seis meses antes
    del matrimonio de Ella, y es feliz.

  • I
    Sobre negros corceles de granito
    a cuyo paso ensordeció la tierra,
    hollando montes, revolviendo mares,
    al viento el rojo pabellón de guerra
    teñido con la luz de cien volcanes,
    fueron en horas de soberbia loca
    a escalar el Olimpo los Titanes.

    Ya tocaban la cumbre inaccesible
    dispersando nublados y aquilones...