¡Oh voces silenciosas de los muertos!
Cuando la hora muda
y vestida de fúnebres crespones,
desfilar haga ante mis turbios ojos
sus fantasmas inciertos,
sus pálidas visiones...
¡Oh voces silenciosas de los muertos!
En la hora que aterra
no me...
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¡Aserrín! Y en las rodillas duras y firmes de la Abuela, |
Ella estaba con él... A su frente |
Tu tez rosada y pura; tus formas gráciles |
De todo lo velado, He mirado reflejos de ese cielo Leve cadena de oro |
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Anoche, estando solo y ya medio dormido, Los sueños de esperanzas, de glorias, de alegrías se fueron acercando en lentas procesiones |
En los húmedos bosques, en otoño, |
Una noche, |
Oh dulce niña pálida, que como un montón de oro |