Sencilla y grata vida de la aldea
levantarse al nacer de la mañana
cuando su luz en la extensión clarea
y se quiebra en la cúpula lejana,
vagar a la ventura en el boscaje...
Espiar en los recodos del camino
el momento en que el ave enamorada
oculta en el...

—Ella lo idolatró y Él la adoraba...
—¿Se casaron al fin?
—No, señor, Ella se casó con otro
—¿Y murió de sufrir?
—No, señor, de un aborto.
—¿Y Él, el pobre, puso a su vida fin?
—No, señor, se casó seis meses antes
del...

Con el recuerdo vago de las cosas
Que embellecen el tiempo y la distancia
Retornan a las almas cariñosas
Cual bandada de blancas mariposas,
Los plácidos recuerdos de la infancia.

¡Caperucita, Barba Azul, pequeños
Liliputienses; Gulliver gigante
Que...

Juntos los dos reímos cierto día...
¡Ay, y reímos tanto
que toda aquella risa bulliciosa
se tornó pronto en llanto!

Después juntos los dos alguna noche,
lloramos mucho, tanto,
que quedó como huella de las lágrimas...
un misterioso encanto!...

En el derruido muro
de la huerta del convento,
en un agujero oscuro
donde, al pasar, silba el viento,

y, como una dolorida
queja a las piedras arranca,
hay, en el fondo, escondida
una calavera blanca.

De algún fraile soñador
de vida...

Era un poeta lírico, grandioso y sibilino
que le hablaba a la tierra una tarde de invierno,
frente a una posada y al volver de un camino:
—¡Oh madre, oh tierra! —díjole—, en tu girar eterno
nuestra existencia efímera tal parece que ignoras.
Nosotros esperamos un...

Al frente de un balcón, blanco y dorado,
obra de nuestro siglo diez y nueve
hay en la estrecha calle una muy vieja
ventana colonial. Bendita rama
adorna la gran reja,
de barrotes de hierro colosales,
que tiene en lo más alto un monograma
hecho de...

¡Si os encerrara yo en mis estrofas,
frágiles cosas que sonreís,
pálido lirio que te deshojas,
rayo de luna sobre el tapiz
de húmedas flores, y verdes hojas
que al tibio soplo de Mayo abrís,
si os encerrara yo en mis estrofas
pálidas cosas que sonreís!...

Regresar fatigado del trabajo
de la diaria faena
e ir a mirarse en lo hondo retratado
de sus pupilas negras
cerca del rico piano —mientras vaga
sobre las blancas teclas
su mano de marfil— soñar despierto
felicidad...

Es la hora en que los muertos se levantan
mientras que duerme el mundo de los vivos,
en que el alma abandona el frágil cuerpo
y sueña con lo santo y lo infinito

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Vierte la luna plateados rayos
que reflejan las ondas...