CUESTIÓN DE CORREO
Un joven amigo mío,
que es un poeta llorón,
sufrió de Inés el desvío
yo no sé por qué razón.
Y al ver su negra fortuna,
llorando de amor los daños,
fuese a contar a la luna
sus acerbos desengaños.
–«¡Escucha! ¡Oh, luna adorada!,
el pobre chico decía:–
¡dile por Dios, a mi amada,
lo que siente...