Economía doméstica

ECONOMÍA DOMÉSTICA

Sostiene el buen don Rufino,
con razón en muchos casos,
que en Madrid los comestibles
nos los dan sofisticados.

Que ni el arroz es arroz;
ni los garbanzos, garbanzos;
ni los cuartos de gallina
son de gallina, ni cuartos.

Que las terneras son bueyes,
y los conejos son gatos,
y el chocolate una mezcla
de bellotas y torraos.

Así, que el buen don Rufino,
que está un poquito chiflado,
no compra nada en comercios
muy antiguos, pero en cambio,

en cuanto sabe que se abre
una tienda en cualquier lado,
allá va el pobre, seguro
de no sufrir un engaño.

Porque dice, y dice bien:
–«Para ganar parroquianos,
no han de dar el primer día
los géneros averiados.»

Por eso hoy en cuanto supo
que en la Plaza de Bilbao
se abría una Huevería
con muchísimo aparato,
fue don Rufino el primero
que entró a comprar muy temprano.

Y al ver que los huevos eran
gordos, frescos y baratos,
dijo el hombre: –¡Esta es la mía!
El precio es muy arreglado,
y ya que están tan fresquitos
es la ocasión de comprarlos.

Y dándoselas de cuco
y de económico y práctico,
¡¡compró setecientos huevos
para el consumo del año!!

Collection: 
1871

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