Miguel Hernández

  • Dos especies de manos se enfrentan en la vida,
    brotan del corazón, irrumpen por los brazos,
    saltan, y desembocan sobre la luz herida
    a golpes, a zarpazos.

    La mano es la herramienta del alma, su mensaje,
    y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente.
    Alzad,...

  • Sobre la roja España blanca y roja,
    blanca y fosforescente,
    una historia de polvo se deshoja,
    irrumpe un sol unánime, batiente.

    Es un pleno de abriles,
    una primaveral caballería,
    que inunda de galopes los perfiles
    de España: es el ejército del sol, de...

  • Jornaleros que habéis cobrado en plomo
    sufrimientos, trabajos y dineros.
    Cuerpos de sometido y alto lomo:
    jornaleros.

    Españoles que España habéis ganado
    labrándola entre lluvias y entre soles.
    Rabadanes del hambre y el arado:
    españoles.

    Esta...

  • La voz de bronce no hay quien la estrangule:
    mi voz de bronce no hay quien la corrompa.
    No puede ser ni que el silencio anule
    su soplo ejecutivo de pasión y de trompa.

    Con esta voz templada al fuego vivo,
    amasada en un bronce de pesares,
    salgo a la puerta...

  • Italia y Alemania dilataron sus velas
    de lodo carcomido,
    agruparon, sembraron sus luctuosas telas,
    lanzaron las arañas más negras de su nido.

    Contra España cayeron y España no ha caído.

    España no es un grano,
    ni una ciudad, ni dos, ni tres ciudades.
    ...

  • A Pablo de la Torriente, comisario político

    "Me quedaré en España, compañero",
    me dijiste con gesto enamorado.
    Y al fin sin tu edificio trotante de guerrero
    en la hierba de España te has quedado.

    Nadie llora a tu lado:
    desde el soldado al duro...

  • A Federico García Lorca, poeta

    Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,
    y en traje de cañón, las parameras
    donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
    y llueve sal, y esparce calaveras.

    Verdura de las eras,
    ¿qué tiempo prevalece la alegría?...

  • En el mar halla el agua su paraíso ansiado
    y el sudor su horizonte, su fragor, su plumaje.
    El sudor es un árbol desbordante y salado,
    un voraz oleaje.

    Llega desde la edad del mundo más remota
    a ofrecer a la tierra su copa sacudida,
    a sustentar la sed y la sal...

  • 9

    Fuera menos penado si no fuera
    nardo tu tez para mi vista, nardo,
    cardo tu piel para mi tacto, cardo,
    tuera tu voz para mi oído, tuera.

    Tuera es tu voz para mi oído, tuera,
    y ardo en tu voz y en tu alrededor ardo,
    y tardo a arder lo que a...

  • 8

    Por tu pie, la blancura más bailable,
    donde cesa en diez partes tu hermosura,
    una paloma sube a tu cintura,
    baja a la tierra un nardo interminable.

    Con tu pie vas poniendo lo admirable
    del nácar en ridícula estrechura,
    y donde va tu pie va la...