José Asunción Silva

  • De placeres carnales el abuso,
    de caricias y besos,
    goza, y ama con toda tu alma, iluso;
    agótate en excesos.

    Y si de la avariosis te librara
    la sabia profilaxia,
    al llegar los cuarenta, irás sintiendo
    un principio de ataxia.

    De la copa que guarda...

  • Cuando ya de la vida
    el alma tenga, con el cuerpo, rota,
    y duerma en el sepulcro
    esa noche, más larga que las otras,

    mis ojos, que en recuerdo
    del infinito eterno de las cosas,
    guardaron sólo, como de un ensueño,
    la tibia luz de tus miradas hondas,...

  • A una boca vendida,
    a una infame boca,
    cuando sintió el impulso que en la vida
    a locuras supremas nos provoca,
    dio el primer beso, hambriento de ternura
    en los labios sin fuerza, sin frescura.
    No fue como Romeo
    al besar a Julieta;
    el cuerpo que...

  • EL PACIENTE:
    Doctor, un desaliento de la vida
    que en lo íntimo de mí se arraiga y nace,
    el mal del siglo... el mismo mal de Werther,
    de Rolla, de Manfredo y de Leopardi.
    Un cansancio de todo, un absoluto
    desprecio por lo humano... un...

  • Juan Lanas, el mozo de esquina,
    es absolutamente igual
    al Emperador de la China:
    los dos son el mismo animal.
    Juan Lanas cubre su pelaje
    con nuestra manta nacional;
    el gran magnate lleva un traje
    de seda verde excepcional.
    Del uno cuidan cien...

  • Melancólica y dulce cual la huella
    que un sol poniente deja en el azul
    cuando baña a lo lejos los espacios
    con los últimos rayos de su luz
    mientras tiende la noche por los cielos
    de la penumbra el misterioso tul.

    Süave como el canto que el poeta
    en un...

  • Es la hora en que los muertos se levantan
    mientras que duerme el mundo de los vivos,
    en que el alma abandona el frágil cuerpo
    y sueña con lo santo y lo infinito.

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    Vierte la luna plateados rayos
    que reflejan las...

  • La luz vaga... opaco el día,
    la llovizna cae y moja
    con sus hilos penetrantes la ciudad desierta y fría.
    Por el aire tenebroso ignorada mano arroja
    un oscuro velo opaco de letal melancolía,
    y no hay nadie que, en lo íntimo, no se aquiete y se...

  • Cuando enferma la niña todavía
    salió cierta mañana
    y recorrió, con inseguro paso
    la vecina montaña,
    trajo, entre un ramo de silvestres flores
    oculta una crisálida,
    que en su aposento colocó, muy cerca
    de la camita blanca......

  • Junto a la cuna aún no está encendida
    la lámpara tibia, que alegra y reposa,
    y se filtra opaca, por entre cortinas
    de la tarde triste la luz azulosa.

    Los niños, cansados, suspenden los juegos,
    de la calle vienen extraños ruïdos,
    en estos momentos, en todos...