Y pregunté a la mágica sibila:
—¿Un constante recuerdo, un vago aroma
de sueño extinto, de ternura muerta,
como la suave estela de un perfume,
quedará de mi paso por la vida,
entre los hombres?...
Y la Maga dijo:
—Algo menos: la sombra de una lágrima.
Pues que me siento efímero...
Pues que me siento efímero y fugaz, comparable
a la flor, o más bien a la nube variable,
amo las hebras de humo que una escala remedan
para los sueños líricos, y las olas que ruedan
hacia playas remotas que nunca he de mirar.
Porque me hace la vida serena y resignada
el meditar que un día retornaré a la nada,
como el humo a los cielos y las olas al mar.