Está en el bosque, sonrosada,
la luna de la madrugada.
El negro bosque rememora
lo que miró desde la aurora:
Se recuerda, temblando, una hoja
del lobo y Caperuzita Roja;
del aúreo son del olifante
del Rey de barbas de diamante
habla la eufónica espesura
donde claro eso perdura;
cuenta el césped que fuera alfombra
al paso de una leve sombra,
y al ligero trote lascivo
del dios de las patas de chivo,,,
De una polífona armonía
se puebla la selva sombría...
Mas cuando dice una voz: "Ella,
la Diosa, el Ídolo ha pasado..."
pensando en su blancor de estrella
el negro bosque se ha callado...