Metempsícosis

Del ancho mar sonoro fui pez en los cristales, que tuve los reflejos de gemas y metales. Por eso amo la espuma, los agrios peñascales, las brisas salitrosas, los vívidos corales. Después, aleve víbora de tintes caprichosos, magnéticas pupilas, colmillos venenosos. Por eso amo las ciénagas, los parajes umbrosos, los húmedos crepúsculos, los bosques calurosos. Pájaro fui en seguida en un vergel salvaje, que tuve todo el iris pintado en el plumaje. Amo flores y nidos, el frescor del ramaje, los extraños insectos, lo verde del paisaje. Tornéme luego en águila de porte audaz y fiero, tuve alas poderosas, garras de fino acero. Por eso amo la nube, el alto pico austero, el espacio sin límites, el aire vocinglero. Después, león bravío de profusa melena, de tronco ágil y fuerte y mirada serena. Por eso amo los montes donde su pecho truena, las estepas asiáticas, los desiertos de arena. Hoy (convertido en hombre por órdenes obscuras), siento en mi ser los gérmenes de existencias futuras. Vidas que han de encumbrarse a mayores alturas o que han de convertirse en génesis impuras. ¿A qué lejana estrella voy a tender el vuelo, cuando se llegue la hora de buscar otro cielo? ¿A qué astro de ventura o planeta de duelo, irá a posarse mi alma cuando deje este suelo? ¿O descendiendo en breve (por secretas razones), de la terrestre vida todos los escalones, aguardaré, en el limbo de largas gestaciones, el sagrado momento de nuevas ascensiones?

Collection: 
1895

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Ya no nos separemos ni un momento,
porque –cuando se extingan nuestras vidas–
nuestras dos almas cruzarán unidas
el éter, en continuo ascendimiento.

Ajenas al humano sufrimiento,
de las innobles carnes desprendidas,
serán en una llama confundidas
en la...

Si muero joven; si el dolor me mata
y en la terrible fosa me derrumba,
te ruego que no vayas, dulce ingrata,
con otro amante a visitar mi tumba;
porque al sentir vuestros iguales pasos
romper la paz que para siempre anhelo,
levantaré los descarnados brazos...

Que una tizona en tus valientes manos,
la noble pluma con que escribes sea,
para entrar indignado a la pelea,
a herir traidores y a matar tiranos.

Haz que muerdan el polvo los villanos;
áulicos y serviles pisotea,
infunde a aquel que tus escritos lea
...

Péscame una sirena, pescador sin fortuna
Que yaces pensativo del mar junto a la orilla
Propicio es el momento porque la vieja luna
Como un mágico espejo entre las olas brilla

Han de venir hasta esta rivera una tras una
Mostrando a flor de agua su seno sin mancilla...

Hermano mío en el arte y en la lira sagrada
Que de la vieja estigia sentado en un recodo
Me dices que las cosas de este mundo son nada
Pero que las del otro, las del celeste, todo

No siembres esa lívida seta emponzoñada
En mi jardín de sueños, con tan amable modo...