La ascensión y la asunción

Vive conmigo no sé qué mujer
invisible y perfecta, que me encumbra
en cada anochecer y amanecer.

Sobre caricaturas y parodias,
enlazado mi cuerpo con el suyo,
suben al cielo como dos custodias...

Dogma recíproco del corazón:
y ser por virtud ajena y virtud propia,
a un tiempo la Ascención y la Asunción!

Su corazón de niebla y teología,
abrochado a mi rojo corazón,
traslada, en una música estelar,
el Sacramento de la Eucaristía.

Vuela de incógnito el fantasma de yeso,
y cuando salimos del fin de la atmósfera
me da medio perfil para su diálogo
y un cuarto de perfil para su beso...

Dios, que me ve que sin mujer no atino
en lo pequeño ni en lo grande, dióme
de ángel guardián un ángel femenino.

¡Gracias, Señor, por el inmenso don
que transfigura en vuelo la caída,
juntando, en la miseria de la vida,
a un tiempo la Ascensión y la Asunción!

Collection: 
1908

More from Poet

  • Y pensar que extraviamos
    La senda milagrosa
    En que se hubiera abierto
    Nuestra ilusión, como una perenne rosa...

    Y pensar que pudimos
    Enlazar nuestras manos
    Y apurar en un beso
    La comunión de fértiles veranos...

    Y pensar que pudimos
    En una...

  • A Enrique Fernández Ledezma.

    De tu magnífico traje
    Recogeré la basquiña
    Cuando te llegues, o niña,
    Al estribo del carruaje.
    Esperando para el viaje
    la tarde tiene desmayos
    Y de sus últimos rayos
    La luz mortecina ondea
    En la lujosa librea...

  • De tu pueblo a tu hacienda te llevabas
    la cabellera en libertad y el pecho
    guardado por cien místicas aldabas.

    Metías en el coche los canarios,
    la máquina de Singer, la maceta,
    la canasta de pan... Y en el otoño
    te ibas rezando leguas de rosarios.

    René...

  • En mi ostracismo acerbo me alegré esta mañana
    con el encuentro súbito de una hermosa paisana
    que tiene un largo nombre de remota novela:
    la hija del enjuto médico del lugar.
    Antaño íbamos juntos de la casa a la escuela;
    las tardes de los sábados, en infantil asueto...

  • Yo te digo: "Alma mía, tú saliste
    con vestido nupcial de la plomiza
    eternidad, como saldría una ala
    del nimbus que se eriza
    de rayos; y una mañana has de volver
    al metálico nimbus,
    llevando, entre tus velos virginales,
    mi ánima impoluta
    y mi cuerpo...