¡Cuán rápida desciende La arena ante mi vista; Y cada leve grano Lleva un mísero instante de mi vida! ... Tardos los juzga el Tiempo, Y el curso precipita, Y el frágil vidrio estalla Entre las manos de la Muerte impía: Al viento arroja el polvo Con bárbara sonrisa; Y amor, gloria, ilusiones Al borde de la tumba se disipan... ¿Dónde voló mi infancia, Mi juventud florida, Mis años más dichosos, Mis gustos, mis encantos, mis delicias? Todo pas6 cual sueño; Todo finó en un día, Cual flor que al alba nace, Y al trasmontar del sol yace marchita. Mi corazón sensible A la piedad divina, A la amistad sincera, Del amor a las plácidas caricias, Abrió su incauto seno, Exento de perfidia; Y la maldad proterva Clavó con sangre en él duras espinas... ¿Por qué, decid, crueles, Desgarráis tan aprisa La venda de mis ojos, Que el fementido mundo me encubría? Amar es mi destino, Amar mi bien, mi dicha,; El cielo bondadoso Para amar me dio un alma compasiva. Si aborrecer es fuerza, Trocad el alma mía; Que el odio y la venganza En mi pecho jamás tendrán cabida... ¡Así, Dios de clemencia, Mis súplicas recibas Con tu piedad, y enjugues Las lágrimas que riegan mis mejillas!
El reloj de arena
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Amada patria mía, ¡Al fin te vuelvo a ver! ... Tu hermoso suelo, Tus campos de abundancia y de alegría, tierra amada: Tu claro sol y tu apacible cielo! ... Sí: ya miro magnífica extenderse De una y otra colina a la llanura La famosa ciudad; descollar torres Entre jardines de eternas verdura;...
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Único asilo en mis eternos males, Augusta soledad, aquí en tu seno, Lejos del hombre y su importuna vista, Déjame libre suspirar al menos: Aquí, a la sombra de tu horror sublime, Daré al aire mis lúgubres lamentos, sin que mi duelo y mi penar insulten Con sacrílega risa los perversos, Ni la...
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Cesa un instante siquiera, Cesa, avecilla, en el canto, Y no atraigas a los tuyos Con tu pérfido reclamo: El mismo dueño a quien sirves, Te arrancó del nido amado, Te robó la libertad, Te desterró de los campos; Y por complacerle ahora, De tanta crueldad en pago a tu esposo y a tus hijos Tú...
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Al borde está de una tumba La inexorable deidad, Mal ceñido el negro manto, Lívida la horrenda faz, Y la planta descarnada Sobre una corona real: En tablas de bronce y mármol, Carcomidas por la edad, Apoya el brazo siniestro Con terrible majestad, Y la historia de cien siglos Debajo borrada está...
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Al pie nace de una cuna El árbol de la esperanza; Y al son del viento se mece, Frágil cual trémula caña: Sólo un instante por dicha Manso el céfiro le halaga, Que el cierzo helado lo seca, Y el austro ardiente lo abrasa. Crece, da vistosas flores, Y el fruto rara vez cuaja: Cual tierna flor del...