Estaba un ratoncillo aprisionado en las garras de un león; el desdichado en la tal ratonera no fue preso por ladrón de tocino ni de queso, sino porque con otros molestaba al león, que en su retiro descansaba. Pide perdón, llorando su insolencia; al oír implorar la real clemencia, responde el Rey en majestuoso tono (no dijera más Tito): «Te perdono.» Poco después, cazando, el león tropieza en una red oculta en la maleza; quiere salir, mas queda prisionero; atronando la selva ruge fiero. El libre ratoncillo, que lo siente, corriendo llega; roe diligente los nudos de la red de tal manera que al fin rompió los grillos de la fiera. Conviene al poderoso para los infelices ser piadoso; tal vez se puede ver necesitado del auxilio de aquel más desdichado.
El león y el ratón
More from Poet
-
Admiróse un portugués de ver que en su tierna infancia todos los niños en Francia supiesen hablar francés. «Arte diabólica es» dijo, torciendo el mostacho, «que para hablar en gabacho, un fidalgo en Portugal llega a viejo, y lo habla mal; y aquí lo parla un muchacho.»
-
Ojos hermosos de mi Dorisa: yo os vi al reflejo de luces tibias... ¡Noche felice, no te me olvidas! Turbado y mudo quedé a su vista, susto de muerte me atemoriza, y sólo huyendo pude evadirla. Ojos hermosos: yo así vivía, cuando amor fiero gimió de envidia. Quiso que al yugo la cerviz rinda, y...
-
Madrid, castillo famoso que al rey moro alivia el miedo, arde en fiestas en su coso, por ser el natal dichoso de Alimenón de Toledo. Su bravo alcaide Aliatar, de la hermosa Zaida amante, las ordena celebrar, por si la puede ablandar el corazón de diamante. Pasó, vencida a sus ruegos, desde...
-
Estaba un ratoncillo aprisionado en las garras de un león; el desdichado en la tal ratonera no fue preso por ladrón de tocino ni de queso, sino porque con otros molestaba al león, que en su retiro descansaba. Pide perdón, llorando su insolencia; al oír implorar la real clemencia, responde el Rey...