Ya el trono de luz regía el luminoso farol, el fénix del cielo, el sol, cuya edad es sólo un día. Ya desde la tumba fría en su fuego vuelve a ser hoy lo mismo que era ayer; que, si en todo es de sentir que nace para morir, él muere para nacer. Veloz la vida se quita, con que más gloria se adquiere, pues cuando en el agua muere, en el fuego resucita. Las aves, a quien incita la luz de sus resplandores, cantando dulces amores, eran, con belleza suma, al campo flores de pluma cuando al viento aves de flores. Entre las rosas cantaban y el aura que las movía solamente conocía por aves las que las volaban. Todas a Isidro esperaban, cuando el labrador dichoso se quedaba perezoso de su trabajo olvidado: ¿quién vio vicioso al cuidado y al descuido virtuoso? Antes de labrar el suelo (¡oh tardanza de amor llena!) en la Virgen de Almudena labraba piadoso el cielo; y como su santo celo en el sol le suspendía de la celestial María, divertido, no pensaba; como siempre, al sol miraba, que pudo pasarse el día.
Décimas a San Isidro
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From the Spanish by Edward Fitzgerald From “Such Stuff As Dreams Are Made of” AND yet—and yet—in these our ghostly lives, Half night, half day, half sleeping, half awake, How if our waking life, like that of sleep, Be all a dream in that eternal life To which we wake not till we sleep in death?...
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Tirana la idolatría a su imperio mal regido, ignorante presidía en cuyo engaño el olvido muertas las almas tenía. Y entre ciegos pensamientos de adoraciones inciertas, los cuerpos como violentos, trayendo las almas muertas, eran vivos monumentos. Nuevo sol resplandeciente en oriente amaneció a...
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Túrbase el sol, su luz se eclipsa cuanta
medroso esparce hasta el segundo oriente.
El viento con suspiros se levanta;
présaga España su desdicha siente:
y en tanta confusión, en pena tanta
Filipo al fatal golpe está obediente:
¡Oh justo llanto, oh justo... -
Ahora, señor, ahora que ya este humano edificio en el polvo de su fin se reduce a su principio; ahora que descompuesto este vital artificio que un suspiro gobernó, le va faltando un suspiro; ahora que a mis alientos está el número cumplido, pues sin esperanza de otro, respiro este que respiro;...
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Sola esta vez quisiera, bellísima Amarili, me escucharas, no por ser la postrera que he de cantar afectos suspendidos, sino porque mi voz de ti confía que esta vez se merezca a tus oídos por lastimosa, ya que no por mía. No tanto liras hoy, endechas canto; no celebro hermosuras, porque...