Cantares de Elena

Crié una paloma hermosa,
mi esperanza y mi ilusión,
mas, ella huyó veleidosa...
¡ay, paloma...! ¡ay, corazón...!

Palomita de mi huerto,
de ojos de dulce mirar,
¿conque es cierto, conque es cierto
que huiste del palomar...?

Yo formé del pecho mío
un nido, para ti, fiel,
y ahora lo dejas vacío:
¡palomita, eres muy cruel!

¡Quién me diera en mi tormento
arrancar del corazón
tu imagen o el sentimiento
de esta horrible decepción!

Aprende: esas dos palomas...
van juntas en pos de ti,
y aunque traspasan las lomas,
juntas vuelven hacia mí...

Y me dicen: -¿Hasta cuándo
te ha prometido volver...?
Y les contesto llorando:
-¡Mañana, al amanecer...!

Y de mañana en mañana
va creciendo mi dolor,
y como él ¡suerte inhumana!
también se aumenta mi amor!

Vuelve, palomita ausente,
mi pecho es tu palomar;
como supe amar ardiente,
así sé yo perdonar...

¡Ay! ¿por qué dar al olvido,
que te ofrecí con amor,
para que tejas tu nido
rosas y malvas de olor...?

Como un inocente niño
cuanto tuve te ofrecí,
aun de mi madre el cariño
lo sustraje para ti...

Y creció en el pecho mío,
por instantes, mi pasión,
¡y ahora lloro mi desvío,
ay paloma, ay corazón...!

Vuelve, palomita ausente,
mi pecho es tu palomar;
como supe amar ardiente
así sé yo perdonar...

Vuelve, vuelve, te lo ruego
por nuestro soñado edén,
por mi amor ardiente y ciego,
y por el tuyo también.

Mas ya no tendrán su día
tanto amor, tanta ilusión;
¡adiós esperanza mía...!
¡queda muerto el corazón...!

Collection: 
1871

More from Poet

  • ¡Viva, te amé tanto, tanto!
    Muerta, te amo mucho más;
    mañana, resucitada...
    ¡cómo te pudiera amar!

  • ¡Me asusto de mí mismo!
    ¡Yo quisiera esconderme en un abismo
    más profundo que el mar!
    ¿La fosa, el polvo inerte?...
    ¡Mi muerte no es remedio de su muerte;
    ansío más, aún más!

    Mi mal imponderable
    pide de amor un piélago insondable;
    pero éste, ¿en...

  • ¿Qué he perdido? ¡Mi lengua se resiste
    a pronunciar el adorado nombre!
    Corazón, ¿qué perdiste?
    -Lo que más dulce en la pasión existe,
    Señor, lo más querido para el hombre:
    ¡Una alma! ¡Esa alma tuya que me diste!

  • Corazón enfermo
    y alma amante y sola,
    si cantar pudiera:
    ¡Ya tengo mi novia!...
    ¡Qué triste la vida,
    qué lentas congojas
    sin unos amores,
    sin una paloma!
    Cualquiera, a los veinte,
    vive en la memoria
    de una rubiecita
    cándida y...

  • -Escribanillo, di, ¿qué
    escribes sobre las aguas?
    -¡Ay, niña, estoy dando fe
    del juramento que acaba
    de hacerte el joven que aquí
    te espera tarde y mañana!
    -¿Es posible? Pero allí
    yo no veo escrito nada.
    -Así no verás, Leonor,
    que él te...