Avernus

El recio astur, que se reputa
Claro y puro y tenaz como un diamante;
Y ella una montañesa, -diminuta
Como todo primor-, suelta y picante.

Y en una quiebra, convertida en huerto,
Habitan, por azares, un casucho,
Con un mozo andaluz, guapo, despierto,
Y en corromper a las labriegas ducho.

El marido es feliz. Tiene por Norte
El propio ensueño en la fortuna extraña:
Conservar el amor de la consorte,
Y con él y un caudal volver a España.

¡Oh ilusión, rica y tenue como un halo!
Eres gracia y piedad y no ironía.
El dios propicio, que sucumbe al malo,
Te insufla, porque brega todavía!

¡Espantoso el temblor, que de improviso
cambia el curso a las linfas, y despeña
la roca y el alud, y agrieta el piso,
y torna el pobre hogar montón de leña!

El campesino acude; y en acento
Que al mismo pedernal abriera estría,
Arroja como un dardo el firmamento
Un nombre de mujer: el de María.

¡Luto y desolación! ¡Ruina y tortura!
-El mísero patán busca y remueve;
y, tras larga faena, se figura
que percibe un albor como de nieve.

Escombra con afán y se aproxima...
¡Y ve dos cuerpos cual de mate y yeso,
desnudos, enlazados, uno encima
del otro, muertos en la flor del beso!

El Poniente descoge su escarlata;
Y, como signos de crudeza y lloro,
Selene muestra su segur de plata
Y Véspero su lágrima de oro.

---------------------------------------------------------------

¡Desdichado Ginés! Odia la vida,
y arma la diestra con agudo acero...
¿En dónde los despojos del suicida
En sepulcro sin cruz y sin letrero.

En fosa que la grama disimula,
Al pie de un árbol que resulta emblema,
Pues parece un dolor que gesticula
En una contorsión brusca y suprema.

Del zafio, cuya forma ya no existe,
El espíritu aun es; - y con sus celos,
Igualmente inexhaustos, vaga triste
Y colérico y solo por los cielos.

Y con voz de retumbo de caverna
Lanza en la sombra, pavoroso grito:
"¡Maldición para el alma, por eterna,
¡ay! Porque su tormento es infinito!"

Collection: 
1873

More from Poet

  • La moza lucha con el mancebo
    -su prometido y hermoso efebo-
    y vence a costa de un traje nuevo.

    Y huye sin mancha ni deterioro
    en la pureza y en el decoro,
    y es un gran lirio de nieve y oro.

    Y entre la sombra solemne y bruna,
    yerra en el mate jardín,...

  • Al ver mi honda aflicción por tus desvíos,
    fijas en mi tu angelical mirada
    y hundes tus dedos pálidos y fríos
    en mi oscura melena alborotada.

    ¡Pero en vano, mujer! No me consuelas.
    Estamos separados por un mundo.
    ¿Por qué, si eres la nieve, no me hielas?...

  • Cuando a mis ojos tristes la alegre mariposa,
    como una flor errante discurre en el vergel,
    ¿por qué se me figura que es tu alma caprichosa
    que flota en la mañana y va de rosa en rosa
    bebiendo hasta saciarse rocío, esencia y miel?

    Cuando la tarde cae, cendal de...

  • I
    Pardas o grises, donde no musgosas,
    Tres tapias; y cuadrando el vergelillo,
    Reja oculta en verdor florido en rosas,
    Que son como de un ámbar amarillo.

    Césped. Un pozo con brocal de piedra,
    Lirios, Nardos, Jazmines, Heliotropos.
    Un copudo laurel que al...

  • Como viste ropaje tan leve
    me da pesadumbres,
    pues él filtra y enseña vislumbres
    de la carne de rosa y de nieve.
    ¡Y qué andar! La mocita se mueve
    con garbo de chula.
    Viene y va, y en la marcha modula
    un canto de líneas,
    y en las formas, apenas...