COMO rosada luz
De matutino albor
Que la extensión azul
De súbito alumbró;
Como el primer olor
Del cándido jazmín,
Así en mi corazón
Siento el influjo de tu dulce sí.
Como tras largo afán,
Perdido en la extensión
De proceloso mar,
Sin rumbo ni timón,
El náutico al fin cree
La tierra descubrir,
Así espera mi fé
En mar de dudas tu anhelado sí.
Como ese instante en fin
En que prevee el mortal,
En tránsito feliz,
La dicha celestial;
Como esa beatitud
Con que del mundo ruin
Se aleja y busca luz,
Así, ciego en mi amor, busco tu sí.
Como el primer crespón
Del cielo de zafir
Que en tarde de terror
Se empieza á percibir;
Como el desfallecer
De la marchita flor.
Así llego á preveer
La amarga pena de tu fiero no.
Como en la mar sin fín
Raquítico bajel
Que teme sucumbir
Si tierra al fin no vé;
Como ese adios fatal
Que en medio del turbión
Dió el náufrago en el mar,
Así contemplo que ha de ser tu no.
Como esa hora de paz
Solemne del morir;
Como el que cree mirar
Condenación sin fin;
Como el trance cruel
Del alma ya sin Dios,
Así temo, mujer,
El negro abismo de tu horrible no.