¡Muchachos...! A la quinta Recaeta, cada cual con su cometa. Ay, que la mía no sube. Ay, que sube Sube, sube, mi cometa y no el viento sino mi corazón le presta el movimiento. ¡Muchachos...! Ya no hay quinta Recaeta. Y sin embargo... Cada uno de nosotros, tenemos una cometa. Más allá de los rascacielos por arriba de los palacios está el viento. ¡Amigos! ¡El viento...! Yo tengo veinte cometas. Subid vosotros las vuestras. ¡Arriba! ¡Al viento! Tenso el hilo y un nudo de amor en el corazón, para pulsar el viento. ¡Amigos! ¡El viento...!
Un motivo de nuestra infancia
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