Dame tu mano y vamos
entre la tarde, tristes,
a recordar los días
que se fueron.
Aquella mi pobre casa
donde en dura pobreza
bebimos la dulzura,
aquélla ya no existe.
Eras alegre entonces
y a veces eras triste.
Mas, dame tu mano ahora,
oh, amor, dame tu mano y vamos
a recordar siquiera,
lo que ya no existe.