I
Tiembla la pluma en mis manos,
el llanto a mis ojos brota
y en silencio y gota a gota
va cayendo en el papel;
y como no hallo una queja
harto doliente y sentida,
con la pluma suspendida
lloro tu destino cruel.
¡Ay! el mundo enturbió impío
de tu vida la onda pura
y ante ti ¡pobre criatura!
rugió negra tempestad...