• - I -
    Seis años ya que el alma de mi alma
    en la triste postrera despedida
    me dijo su adiós tierno.
    ¿Por qué, infiel corazón, lates en calma?
    ¿Por qué, cuando es eterna la partida,
    no es el dolor eterno?

    - II -
    Y eterno es mi dolor, que aún el agudo
    dardo yo siento en la cerrada llaga
    cuando una voz la nombra.
    No está muerto mi...