• Lloraba perlas la fonta harmónica
    las dalias descubrían sus sonrojos,
    cuando pasó triunfal y salomónica
    la Emperetriz de los celestes ojos.

    Tornaba en mi divino clavileño
    de una excursión solar hollando abrojos;
    y me sonrió en un éxtasis de ensueño,
    la Emperatriz de los celestes ojos.

    Rimaba un grillo su sonata abstrusa,
    agria a la luz de...

  • Y fue en Versailles, en la dorada fiesta
    —¡oh eglógica pastora deliciosa!—
    que te ofrendé mi amor en una rosa,
    al arrullo sonoro de la orquesta.

    El alma al sueño de la dicha, presta,
    abrevió su existencia dolorosa
    al pronunciar tus labios la amorosa
    confesión pasional, en la floresta...

    Todo volvióse para mí risueña:
    la luz, el lago, el...

  • Ya en la otoñal y hermosa alameda
    vuelan los últimos cálices de oro
    y en tus nerviosas pestañas de seda
    queda temblando una lágrima de oro.

    El surtidor su romanza masculla,
    siempre más triste en la noche cercana,
    —Dime, Princesa, la historia que arrulla
    y hace olvidemos la Muerte cercana.

    Dime la vieja leyenda harmoniosa
    que habla de...

  • El pálido Infante
    una extraña locura tenía,
    el pálido Infante
    poseer una estrella quería...

    Para curar su mal, el Rey hizo venir
    de un imperio lejano a la Infanta más bella,
    pero, el Príncipe, al ver sus ojos de zafir,
    se acordó de la estrella...

    Amarga era su vida hasta que, una mañana
    —sin criados ni mastines,
    el gerifalte al puño...

  • Son los quince abriles como quince rosas
    con rocíos claros de maga alegría.
    Corazón que tiene, cual las mariposas
    alas de azul y oro de la fantasía!

    Cada frase tiene la gracia de un verso;
    olor a jazmines el cabello efluvia,
    y compendían ese fragmento universo
    las flores, el ave, la muñeca rubia...

    Son los quince abriles como quince rosas...

  • ¡Oh, vida inútil, vida triste,
    que no sabemos en qué emplear!
    Nos cansa todo lo que existe
    por conocido y por vulgar.

    ¡Nuestro mal no tiene remedio
    y por siempre vamos a sufrir
    la cruel mordedura del tedio
    y la ignominia de vivir!

    ¡Frívolos labios de mujeres
    nos brindan su hechizo fatal!
    ¡Infeliz del que oyó en Citeres
    la voz...

  • Con el frú-frú sedoso de femenil enagua
    deshilaba en la costa sus encajes el agua...

    ¡Oh, la isla melodiosa!
    surgía de las ondas como una enorme rosa
    primaveral, o el cuerpo de la niña;
    era la voluptuosa
    isla donde vendimia Amor su roja viña...

    ¡Oh, ingenuas albas! ¡Oh, inocencias! Era
    en la frescura de la Primavera
    blanca de lirios...

  • Con ese traje azul de seda clara
    constelada de pájaros de nieve,
    tiene la gracia de tu cuerpo leve,
    fragilidad de nube... Por la rara

    palidez ambarina de tu cara
    la luna todas sus blancuras llueve.
    Tal es de dulce tu mirada aleve
    que inmola, sin sentirlo, sobre su ara...

    Tu traje a las rodillas, tu peluca
    languideciente en la rosada nuca...

  • Vírgenes rosas inclinaron hacia
    tus cabellos la red de sus pistilos
    al beso de los astros, intranquilos,
    por tus pupilas húmedas de gracia.

    Tal una araña que a la luz espacia
    las traidoras urdimbres de sus hilos,
    se proyectó la sombra de los tilos
    en tu balcón de vieja aristocracia...

    Trémulas al prodigio de tu encanto,
    como anegadas en...

  • Cuando se es aún joven y se ha sufrido tanto
    que lloran nuestras almas vejeces prematuras,
    tienen los tristes ojos humedades de llanto
    y hay en los corazones, fríos de sepulturas...

    Cuando en los horizontes oscuros de la Vida
    surge la interrogante sombra de la Quimera,
    y se abre la sangrienta rosa de alguna herida
    y se llora en silencio la muerta...