• Dejadme recordar; y en ese limbo
    en que agitan sus alas los amores,
    y suspiran insólitos rumores,
    que el alma sabe traducir no más,
    las palmas donde duermen los recuerdos
    abaniquen mi frente soporosa,
    que, al beso de su brisa mentirosa
    en un seno de amor se dormirá.

    ¡Qué dulce realidad la del recuerdo,
    vaga ilusión que a otra ilusión imita...

  • Amada: no has querido plasmarte jamás
    como lo ha pensado mi divino amor.
    Quédate en la hostia,
    ciega e impalpable,
    como existe Dios.

    Si he cantado mucho, he llorado más
    por ti ¡oh mi parábola excelsa de amor!
    Quédate en el seso,
    y en el mito inmenso...