• I

    No hay bajo el cielo divino
    del campo salamanquino,
    moza como Ana María,
    ni más alegre alquería
    que Carrascal del Camino.

    En Carrascal nació ella,
    y si antes no fuese bella
    su natal tierra bendita,
    fuéralo porque la habita
    la rosa de monte aquella.

    No nace en tierra cristiana
    flor silvestre más lozana
    ni hormiga...