• Pues, señor, el otro día
    vino un tío a visitarme
    y sigue con la manía
    de venir a marearme.

    Con su charla singular
    la sangre misma me enciende;
    charla y charla sin cesar,
    ¡pero cualquiera lo entiende!...

    Tiene él un prado inmediato
    a una linda huerta mía,
    y ayer fui a su casa un rato
    a ver si me lo vendía.

    "Tío Fabián,...