• La nieve de nuestros montes
    en tu tez cándida brilla,
    y en tus cabellos el oro
    que sus entrañas nos crían:
    semeja la viva grana
    que colora tu mejilla
    purpúrea tarde que muere
    en sus blanquísimas cimas;
    y el azul de nuestro cielo
    y de nuestra mar dormida
    tiñe de tus dulces ojos
    la transparente pupila.
    ¡Oh bellísima española...