• Ese del cabello cano
    como la piel del armiño,
    juntó su candor de niño
    con su experiencia de anciano;
    cuando se tiene en la mano
    un libro de tal varón,
    abeja es cada expresión
    que, volando del papel,
    deja en los labios la miel
    y pica en el corazón.

  • Tu bondad, tu trato ameno,
    tu faz, tu ingenio florido,
    Campoamor, son un veneno;
    pues, siendo tan descreído,
    no debieras ser tan bueno.

    Hoy con tu ejemplo se ve
    más válida la opinión
    de que es fácil que se dé
    la moral sin religión,
    y la conciencia sin fe.

    ¡Hombre, no inspires amor!
    Te lo ruego por Dios vivo...
    ¡Hazte...