•   Es soberano de la alegría,
     de amores viejos, de galanía;
     tiene de diablos un zaguanete
     y cuando pasa cual leve brisa
     todos le obsequian con franca risa
     porque es el Príncipe Don Sainete.

      Es una sombra que nos recuerda
     galante vida que no fue cuerda
     y que evocamos las almas solas
     en abanicos de pastorelas,
     en los retratos...