• Aquí yace Jazmín, gozque mezquino,
    que sólo al mundo vino
    para abrigarse en la caliente falda
    de madama Crisalda,
    tomar chocolatito,
    bizcochos y confites,
    el pobre animalito,
    desazonar visitas y convites,
    alzando la patita
    para orinar las capas y las medias
    con audacia maldita,
    ladrar rabiosamente
    al yente y al viniente,...

  • Bajo de este jazmín yace Armelinda,
    perrita toda blanca, toda linda,
    delicias de su ama,
    que aún hoy la llora; llórala su cama,
    la llora el suelto ovillo,
    como el arrebujado papelillo
    con que jugaba; llórala el estrado,
    y hasta el pequeño can del firmamento,
    de Erígone olvidado, muestra su sentimiento.
    Solamente la nieve se ha alegrado,...

  • Esta breve pizarra en hoyo poco
    albo esqueleto encierra,
    no de varón que armado de diamante
    en mortífera guerra
    apresuró el imperio de la muerte
    del Tajo al Orinoco,
    porque supo matar, nombre triunfante
    del tiempo y del olvido.

    Ni yace aquí, a basura reducido,
    el encanto de amor, la rosa, el oro
    que en lascivo cabello
    almas...

  • Ven Himeneo, ven Himeneo.

    Un feliz joven
    ya dobla el cuello
    al dulce yugo
    de un amor tierno;
    ya en sus altares
    quema el incienso,
    y ardientemente
    clamar le veo:
    Ven Himeneo, ven Himeneo.

    Todos se rinden
    hoy a tu imperio,
    y alegres viven
    con ser tus siervos.
    Sin ti los prados
    quedaran secos,
    ni...

  • Con la pompa de brahmánicas unciones,
    abrióse el lecho de sus primaveras,
    ante un lúbrico rito de panteras,
    y una erección de símbolos varones...

    Al trágico fulgor de los hachones,
    ondeó la danza de las bayaderas
    por entre una apoteosis de banderas
    y de un siniestro trueno de leones.

    Ardió al epitalamio de tu paso,
    un himno de trompetas...

  • EL alba aun no aparece en su gloria de oro.
    Canta el mar con la música de sus ninfas en coro
    Y el aliento del campo se va cuajando en bruma.
    Teje la náyade el encaje de su espuma
    Y el bosque inicia el himno de sus flautas de pluma.

    ...

  • Ahora sí que eres mía... En el sepulcro
    Puedo llorarte solo mi Lucila.
    Te envenenó el gusano, rico, enfermo,
    Pero tu estrella para mí rutila.

    En las joyantes noches del estío,
    Cuando era tu vivir una alborada
    teñida cual las plumas de un flamenco
    Por una luz dulcísima y rosada;

    Tu amor fue mi perfume, mi esperanza,
    La novela de mi alma,...

  • Al señor don Ernesto de Noboa y Caamaño!
    Límpido caballero de la más limpia hazaña
    que en le Época de Oro fuera grande de España
    y que en la inquietud loca de estos tiempos, huraño
    tornóse, y en el campo cultiva su agrio esplín.
    Hermano-poeta, esta vida de Quito,
    estúpida y molesta, está hoy insoportable
    con su militarismo idiota e inaguantable.
    ...

  • Al espíritu de Arturo Borja

    Hermano, que a la diestra del padre Verlaine moras
    y por siglos contemplas las eternas auroras
    y la gloria del Paracleto,
    un mensaje doliente mi cítara te envía,
    en el cuello de nieve de la alondra del día,
    cuyo pico humedecen las mieles del Himeto.

    Ya no se oye...

  • A la señora de Leopoldo Lugones

    I

    Madame Lugones, J'ai commencé ces vers
    en écoutant la voix d'un carillon d' Anvers...
    ¡Así empecé, en francés, pensando en Rodenbach
    cuando hice hacia el Brasil...