¿No eres tú, mariposa,
el alma de estas sierras solitarias,
de sus barrancos hondos
y de sus cumbres agrias?
Para que tú nacieras,
con su varita mágica
a las tormentas de la piedra, un día,
mandó callar un hada,
y encadenó los montes
para...
|
J’aime d’un fol amour les monts fiers et sublimes ! Ni vigne aux bras lascifs, ni blés dorés, ni seigles ; |
J'aime d'un fol amour les monts fiers et sublimes ! |