• Te he visto, por el parque ceniciento
    que los poetas aman
    para llorar, como una noble sombra
    vagar, envuelto en tu levita larga.
    El talante cortés, ha tantos años
    compuesto de una fiesta en la antesala,
    ¡qué bien tus pobres huesos
    ceremoniosos guardan!
    Yo te he visto, aspirando distraído,
    con el aliento que la tierra exhala
    -hoy...

  • Valcarce, dulce amigo, si tuviera
    la voz que tuve antaño, cantaría
    el intermedio de tu primavera
    —porque aprendiz he sido de ruiseñor un día—,
    y el rumor de tu huerto-entre las flores
    el agua oculta corre, pasa y suena
    por acequias, regatos y atanores—,
    y el inquieto bullir de tu colmena,
    y esa doliente juventud que tiene
    ardores de...

  • Abril florecía
    frente a mi ventana.
    Entre los jazmines
    y las rosas blancas
    de un balcón florido
    vi las dos hermanas.
    La menor cosía;
    la mayor hilaba...
    Entre los jazmines
    y las rosas blancas,
    la más pequeñita,
    risueña y rosada
    —su aguja en el aire—,
    miró a mi ventana.
    La mayor seguía,
    silenciosa y...

  • Como atento no más a mi quimera
    no reparaba en torno mío, un día
    me sorprendió la fértil primavera
    que en todo el ancho campo sonreía.
    Brotaban verdes hojas
    de las hinchadas yemas del ramaje,
    y flores amarillas, blancas, rojas,
    alegraban la mancha del paisaje.
    Y era una lluvia de saetas de oro
    el sol sobre las frondas juveniles;...

  • Y nunca más la tierra de ceniza
    he de volver a ver, que el Duero abraza.
    ¡Oh loma de Santana, ancha y maciza;
    placeta del Mirón; desierta plaza
    con el sol de la tarde en mis balcones,
    nunca os veré! No me pidáis presencia;
    las almas huyen para dar canciones:
    alma es distancia y horizonte: ausencia.
    Mas quien escuche el agria melodía
    ...

  • Al borde del sendero un día nos sentamos.
    Ya nuestra vida es tiempo, y nuestra sola cuita
    son las desesperantes posturas que tomamos
    para aguardar... Mas Ella no faltará a la cita.

  • A ti laurel y yedra
    corónente, dilecto
    de Sofía, arquitecto.
    Cincel, martillo y piedra
    y masones te sirvan; las montañas
    de Guadarrama frío
    te brinden el azul de sus entrañas,
    meditador de otro Escorial sombrío,
    y que Felipe austero,
    al borde de su regia sepultura,
    asome a ver la nueva arquitectura
    y bendiga la prole de Lutero...

  • Este noble poeta que ha escuchado
    los ecos de la tarde y los violines
    del otoño en Verlaine, y que ha cortado
    las rosas de Ronsard en los jardines
    de Francia, hoy, peregrino
    de un ultramar de Sol, nos trae el oro
    de su verbo divino.
    ¡Salterios del loor vibran en coro!
    La nave bien guarnida,
    con fuerte casco y acerada prora,
    de...

  • La venta de Cidones está en la carretera
    que va de Soria a Burgos. Leonarda, la ventera,
    que llaman la Ruipérez, es una viejecita
    que aviva el fuego donde borbolla la marmita.
    Ruipérez, el ventero, un viejo diminuto
    —bajo las cejas grises, dos ojos de hombre astuto—,
    contempla silencioso la lumbre del hogar.
    Se oye la marmita al fuego borbollar....

  • En San Millán
    a misa de alba
    tocando están.
    *
    Escuchad señora,
    los campaniles del alba
    los faisanes de la aurora
    *
    Mal dice el negro atavío,
    negro manto y negra toca,
    con el carmín de esa boca
    *
    Nunca se viera
    de misa tan de mañana
    viudita más casadera.