• De un pintado picaflor,
    de los campos maravilla,
    una incauta florecilla
    se prendó con loco amor.
    Mas, como es aquél al par
    de mariposa inconstante,
    no tardó la flor amante
    su esquivez en lamentar.
    Y al verle pasar a veces,
    en tristes voces así
    se le quejaba: «¡Ay de mí!»
    ¿Por qué, mi bien, me aborreces?
    ¿Qué te hice? ¿...