• Una estancia parecida a una divagación, una estancia verdaderamente espiritual, de atmósfera quieta y teñida levemente de rosa y azul.

    Toma en ella el alma un baño de pereza aromado de pesar y de deseo. Es algo crepuscular, azulado, róseo; un ensueño de placer durante un eclipse.

    Tienen los muebles formas alargadas, postradas, languidecentes. Tienen los muebles aire de soñar;...

  • Me parece a veces que mi sangre corre a raudales,
    Cual una fuente con rítmicos sollozos.
    La escucho bien que corre con un prolongado murmullo,
    Pero, me palpo en vano para encontrar la herida.

    A través de la ciudad, como en un campo cercado,
    Se marcha, transformando los adoquines en islotes,
    Saciando la sed de cada criatura,
    Y en todas partes colorando...

  • Cuando Natura en su inspiración pujante
    Concebía cada día hijos monstruosos,
    Me hubiera placido vivir cerca de una joven giganta,
    Como a los pies de una reina un gato voluptuoso.

    Me hubiera agradado ver su cuerpo florecer con su alma
    Y crecer libremente en sus terribles juegos;
    Adivinar si su corazón cobija una sombría llama
    En las húmedas brumas que...

  • Agobia el Sol a la ciudad con su luz recta y terrible; la arena resplandece y el mar espejea. Cobardemente se rinde el mundo estupefacto y duerme la siesta, siesta que es una especie de muerte sabrosa en que el dormido, despierto a medias, saborea los placeres de su aniquilamiento.

    Sin embargo, Dorotea, fuerte y altiva como el Sol, avanza por la calle desierta, único ser vivo a esta...

  • Hay un país soberbio, un país de Jauja -dicen-, que sueño visitar con una antigua amiga. País singular, anegado en las brumas de nuestro Norte, y al que se pudiera llamar el Oriente de Occidente, la China de Europa: tanta carrera ha tomado en él la cálida y caprichosa fantasía; tanto la ilustró paciente y tenazmente con sus sabrosas y delicadas vegetaciones.

    Un verdadero país de Jauja,...

  • Mi niña, mi hermana,
    ¡Piensa en la dulzura
    De vivir allá juntos!
    Amar libremente,
    ¡Amar y morir
    En el país que a ti se parece!
    Los soles llorosos
    De esos cielos encapotados
    Para mi espíritu tienen la seducción
    Tan misteriosa
    De tus traicioneros ojos,
    Brillando a través de sus lágrimas.

    Allá, todo es orden y belleza,...

  • La mujer, entretanto, de su boca de fresa,
    Retorciéndose cual una serpiente sobre las brasas,
    Y estrujando sus pechos en la cárcel de su corsé,
    Dejó correr estas palabras impregnadas de almizcle:
    —"Yo, yo tengo los labios húmedos, y conozco la ciencia
    De perder en el fondo de un lecho la antigua conciencia.
    Yo enjugo todas las lágrimas sobre mis senos...

  • Conforme nos alejábamos del estanco, mi amigo iba haciendo una cuidadosa separación de sus monedas; en el bolsillo izquierdo del chaleco deslizó unas moneditas de oro; en el derecho, plata menuda; en el bolsillo izquierdo del pantalón, un puñado de cobre, y, por último, en el derecho, una moneda de plata de dos francos que había examinado de manera particular:

    «¡Singular y minucioso...

  • Tendremos lechos llenos de olores tenues,
    Divanes profundos como tumbas,
    Y extrañas flores sobre vasares,
    Abiertas para nosotros bajo cielos más hermosos.

    Aprovechando a porfía sus calores postreros,
    Nuestros dos corazones serán dos grandes antorchas,
    Que reflejarán sus dobles destellos
    En nuestros dos espíritus, estos espejos gemelos.

    Una...

  • ¿Cuántas veces tendré que sacudir mis cascabeles
    Y besar tu frente ruin, triste caricatura?
    Para acertar en el blanco, de mística natura,
    ¿Cuántos? ¡Oh carcaj mío! ¿Cuántos venablos perderé?

    ¡Consumiremos nuestra alma en sutiles complots,
    Y derribaremos más de una pesada armadura,
    Antes de contemplar la gran Criatura
    De la cual el informal deseo nos...