• Siempre querido me fue este yermo cerro
    y este cerco que tanta parte
    del último horizonte la mirada excluye.
    Mas, sentado y mirando interminables
    espacios de allá lejos, sobrehumanos
    silencios y su hondísima quietud,
    me quedo enmimismado hasta que casi
    el corazón no teme. Y como el viento
    cuyo tráfago escucho entre las hojas, a este
    ...

  • (Música de Romagnesi.)

    Ese ingrato que tanto quieres
    imita al fin tu ligereza;
    él te abandona, y tú prefieres
    su veleidad a mi firmeza.
    ¡Ay! El que te hace así penar
    no merece, no, tu ternura;
    a mí, que adoro tu hermosura,
    vuélveme a amar, vuélveme a amar.

    Amable Rosa, ¿por qué lloras?
    Ese cruel que te entristece,...

  • Tú, que en la universal carnestolenda
    ostentas, bajo el rostro sonreído,
    mal pensamiento y corazón podrido:
    ven, descansa a la sombra de mi tienda;

    alégrate, sonríe, ten mi ofrenda
    de frescas pomas; sacia en mi florido
    huerto la sed del labio consumido
    por el cansancio de la dura senda.

    Bien sé que reposada tu fatiga
    en silencio te irás,...

  • A un viejo inquisidor es presentada
    una hermosa mujer, que de hechicera,
    sin más motivo que la envidia fiera,
    ante su tribunal fue delatada.

    Al tenor de los cargos preguntada,
    los niega todos. Mas con voz severa
    la comprimía el juez de tal manera
    que la infeliz mujer, ya sofocada:

    —-Ilustrísimo, dice, esto es lo fijo;
    yo de...

  • Mirad aquel insecto
    de transparentes alas
    en los brillantes pétalos posado
    de aquella rosa blanca.

    El cielo contemplando
    las largas noches pasa,
    fija la vista en la hermosura y brillo
    de cierta estrella pálida.

    ¡Amor de un pobre insecto!
    ¡amor sin esperanza!
    la estrella no lo mira, es...

  • Cuelgan racimos de odorables pomas,
    negras uvas en gajos tentadores,
    fingiendo los alegres surtidores
    un murmullo de besos y de bromas.

    Dormitan en las ramas las palomas
    los buches esponjando arrulladores,
    y el capitoso aliento de las flores
    unge el follaje y el parral de aromas.

    Un sol ardiente esparce ses madejas
    de luz, sobre el jardín...

  • En los sillones marchitos, cortesanas viejas,
    Pálidas, las cejas pintadas, la mirada zalamera y fatal,
    Coqueteando y haciendo de sus magras orejas
    Caer un tintineo de piedra y de metal;

    Alrededor de verdes tapetes, rostros sin labio,
    Labios pálidos, mandíbulas desdentadas,
    Y dedos convulsionados por una infernal fiebre,
    Hurgando el bolsillo o el seno...

  • Yo me raiba, compañeros,
    sin poderlo remediar,
    cuando comensó a contar
    otro caso verdadero,
    de un juez de paz terutero
    yamao don Manuel Rovira,
    ¡Pucha, parece mentira!
    Si al negrete más amacho
    pa largar al mundo guachos,
    por veinte leguas lo tira.

    ¡Que Urquiza, ni que Ortiguera,
    qué Belén, ni Carabayo!
    les ha largao sus...

  • Ayer, entre la muchedumbre del bulevar, sentí que me rozaba un ser misterioso que siempre tuve deseo de conocer, y a quien reconocí en seguida, aunque no le hubiese visto jamás. Había, sin duda, en él para conmigo un deseo análogo, porque al pasar me lanzó significativamente un guiño, al que me di prisa por obedecer. Le seguí con atención, y pronto bajé detrás de él a una mansión subterránea...

  • Quiero dar idea de una diversión inocente. ¡Hay tan pocos entretenimientos que no sean culpables!

    Cuando salgáis por la mañana con decidida intención de vagar por la carretera, llenaos los bolsillos de esos menudos inventos de a dos cuartos, tales como el polichinela sin relieve, movido por un hilo no más; los herreros que martillan sobre el yunque; el jinete de un caballo, que tiene un...