• Valcarce, dulce amigo, si tuviera
    la voz que tuve antaño, cantaría
    el intermedio de tu primavera
    —porque aprendiz he sido de ruiseñor un día—,
    y el rumor de tu huerto-entre las flores
    el agua oculta corre, pasa y suena
    por acequias, regatos y atanores—,
    y el inquieto bullir de tu colmena,
    y esa doliente juventud que tiene
    ardores de...