• ¡Cuántas vivas antorchas apagadas
    en cuatro lustros de dolor apenas!
    ¡Cuántas flores fragantes deshojadas,
    del cauce de mi vida en las arenas!

    Casi todos: mis padres, mis hermanos
    y mis amigos, duermen so la tierra;
    ya no siento el contacto de sus manos!
    La sima de la tumba… los encierra!

    De sus queridas y vibrantes bocas,
    no escucho ya...

  • Olas, viento y espumas,
    cielo y agua;
    el sol, tras de las brumas,
    muere en su roja y gigantesca fragua.

    Una nívea gaviota
    que se aleja
    en el aire la nota
    de un grito agudo y penetrante deja.

    Yo solo, en la baranda
    del navío
    que cruje y tiembla y anda
    penosamente sobre el mar, sonrío
    y pienso en ti, y en mis pestañas...

  • Soy un pájaro lírico. Yo estuve
    en una jaula, -la ciudad- hoy vuelo
    sin trabas, como el cóndor y la nube,
    por el mar, por la tierra y por el cielo.

    Ayer en mi prisión ruidosa y vasta
    hondamente canté mis propias penas,
    mis decepciones y mis iras, y hasta
    mis otras desventuras, las ajenas.

    Entonces fue mi canto un gran gemido;
    mas hoy que...

  • La última rosa en el jarrón expira.
    ¿Quién vendrá a renovarla?...El aire vuela
    sobre la flor exánime y suspira,
    en tanto que… mi corazón se hiela!

    Huérfano de la albura de tu mano,
    y en el silencio que en la sala flota,
    polvoso, en un rincón, sueña el pïano,
    sueña que tú… le arrancas una nota!

    Mi perro, Tom, agranda el dolor mío:
    aúlla y...

  • La última rosa en el jarrón expira.
    ¿Quién vendrá a renovarla?...El aire vuela
    sobre la flor exánime y suspira,
    en tanto que… mi corazón se hiela!

    Huérfano de la albura de tu mano,
    y en el silencio que en la sala flota,
    polvoso, en un rincón, sueña el pïano,
    sueña que tú… le arrancas una nota!

    Mi perro, Tom, agranda el dolor mío:
    aúlla y...

  • Cuando todos se alejaron de la blanca tumba aquella,
    donde sola, muda y fría
    se quedaba ella… ella!...
    La adorada muerta mía!

    Al ver toda su hermosura
    para siempre desligada
    de mi vida
    y escondida
    en la callada
    sepultura,

    con terrible voz, que aún oigo, grité: «Muerte despiadada!
    Dime, toda su belleza tornaráse en polvo? Dime...

  • En tu melena, do la noche habita,
    temblaba una opulenta margarita
    como un astro fragante entre la sombra;
    de pronto, con tristeza,
    doblaste la cabeza
    y rodó la la alta flor sobre la alfombra.

    Sin verla, diste un paso
    y la flor destrozaste blandamente
    con tu escarpín de refulgente raso.

    Yo, que aquello miraba, de repente
    con...

  • Nó, retira esa droga, que no luche
    por más tiempo del doctor... ¡Es muy tenaz!
    Ven, que el latido de tu pecho escuche.

                 ¡Ven, acércate más!

    Dime, ¿quieres curarme? ¿Sí? Pues eso
    fácil es y un remedio hay eficaz:
    ¡pon tu boca en mi boca y dame un beso
                 que no acabe jamás!

  • No me hables esta noche; solo ansío
    que me beses y abraces con locura;
    que se junte tu labio con el mío;
    que mis brazos opriman tu cintura
    y que cierres los ojos… Tengo frío!

    No me hables esta noche ¡Oh, mi adorada!
    Yo solo quiero en medio del reposo,
    el ardor de tu carne sonrosada,
    el roce de tu mano delicada
    y el ámbar de tu aliento...

  • Es media noche. En medio del recinto
    está solo el cadáver de la hermosa…
    y en la pared, desmantelada y fría,
    de su cara proyéctase la sombra.

    El seductor se acerca, y en los labios
    del cadáver aquel su labio posa;
    y en la pared, sobre la sombra aquella,
    hace lo mismo su callada sombra.

    Y murmura: —Quizás mañana mismo,
    cuando yo ruede a...